Que vuelva, aunque sea de 'siete'

Buenas y malas noticias. Vuelve Robben, pero Schuster le manda a la derecha. La moda de la banda cambiada, que viene a ser como la de la minifalda. Se lleva, pero no está hecha para todos los cuerpos. Vale para Robinho, mediapunta sin vocación de extremo con propensión a salir hacia dentro buscándose la derecha. También Cruyff exprimió la rareza con Stoichkov, que no era un jugador de banda, sino un delantero centro veloz al que su cañón en la zurda le hacía reciclable como falso extremo. Así le cuadraba al holandés el 3-4-3.

Robben es otra cosa. O al menos esas son las noticias que han llegado al Bernabéu, que ha de conformarse con creer en lo que no ha visto. Robben es un futbolista de regate en corto y en largo, con buena salida hacia afuera y temple en el centro. Un extremo, empleo cada día peor visto por los entrenadores. Una solución por fuera. Quizá la única que tiene el Madrid, sin plan B en los partidos que se le han torcido. Costó 36 millones y la afición le espera. Un buen principio es quitarse la camiseta que le regaló Prosinecki antes de ponerse la de Gento, que la salud va por delante del trabajo perfecto.

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