Fortín blanco y submarino amarillo

La Liga vuelve al Bernabéu, con un partidazo. Ese va ser el signo de la segunda vuelta: en la primera, el Madrid visitó a todos los grandes (menos al Atlético, al que ha visitado en el primer partido de la segunda vuelta) así que ahora le toca recibirles. El Bernabéu es un fortín, decía, y es verdad. Pero hay que comprobar cómo resiste el ataque de los mejores. La Liga para el Madrid está ahí, en mostrar la misma eficacia ahora, ante los mejores. Equipos más atacables, porque juegan más abiertos. Pero equipos con mejores recursos, con más facilidad para construir un gol donde parece que no hay nada.

Los lunes suelo tener un chat en as.com. En el último mucho madridista me quería hacer elevar a definitiva la diferencia de siete puntos. Recordé cómo se le esfumaron al Barça cuatro puntos en dos chispazos en el Camp Nou hacia el final de la Liga pasada: el día del Betis, con el gol de Sobis, y el del Espanyol, con el de Tamudo. Dos despistes, dos goles, dos empates, cuatro puntos. La diferencia de siete es buena, pero llegados ahí el título sólo lo garantiza la atención continua, la suma concentración del equipo. No hay como creer que algo está conseguido para perderlo. Eso le pasó al Barça.

Así que hoy empieza otra cosa. Hoy empieza la racha de partidos en los que el Madrid debe mantener una ventaja, y empieza ante un equipo modélico: el Villarreal. He ahí un club bien hecho, con un presidente-propietario entusiasta e impulsor, y al tiempo respetuoso con el trabajo de la gente de fútbol. Van pasando los años y resulta que el Villarreal no es flor de un día, que renueva sus aciertos, supera con soltura nunca vista una crisis como la de Riquelme y gusta allá donde va. Hoy viene al Bernabéu y su presencia es presagio de un partido bueno, de ataque. Un buen partido en Canal +.

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