A falta de Liga, autonómicas y niños

La Liga se nos va hasta el fin de semana de Reyes. Unos volverán el sábado 5, otros el domingo 6. No es tanto, bien mirado, sólo quince días. Para impacientes, caerá antes algún partido de Copa. (Por ejemplo, la vuelta del Madrid, el día 2). La AFE consiguió en su día en el convenio la obligatoriedad de las vacaciones navideñas y eso nos hace añorar un poco lo que ocurre en Inglaterra, donde en estas fechas juegan más que nunca, para que los padres lleven a sus hijos al fútbol. Aquí no es así, pero los jugadores nacionales sólo tienen vacaciones a medias, porque el fútbol se cuela por todas las rendijas.

Y en estas fechas se cuela por la rendija de la España plural y autonómica. Selecciones regionales existieron desde siempre, pero esta concentración de partidos en unas mismas fechas es un fenómeno nuevo, curioso y a medio cuajar. Impulso catalán y vasco (como en realidad fue todo el desarrollo autonómico) es en esas autonomías donde más calor recibe. En su caso, tiene el carácter reivindicativo del reconocimiento internacional de esas selecciones, cuestión de la que aquí hacen una discusión baladí. Porque esos reconocimientos, donde se expiden es en la sede de la FIFA, en Zúrich.

Por lo demás, estos partidos me gustan, porque me gusta todo el fútbol (aunque me disgusta el que se utiliza 'contra' algo) y no deja de resultar curioso ver qué tiene cada autonomía entre los nacidos en ella. Pero el fútbol que de verdad me gusta en estas fechas es el Torneo Internacional Alevín, en modalidad de Fútbol -7, que esta temporada celebraremos en Lanzarote. Será los días 28 y 29. Fútbol puro, rico en talento y picardías, sin resabios ni excesos tácticos. Fútbol para jugar a experto y fijarse en tal o cual chaval y retenerlo en la memoria para ver si sale, si cuaja. Y salen y cuajan muchos. ¡Vaya si salen!