Sobre Eurocopa, bombo y optimismo

El sorteo de la Eurocopa es para sentirse satisfechos. aunque con cierta cautela. Grecia, Suecia y Rusia no son selecciones imponentes a día de hoy, pero son selecciones europeas que han llegado hasta ahí, y eso ya es algo. Me refiero con eso a que en la Eurocopa el grupo nunca es fácil. En esa primera fase la Eurocopa es más difícil que el Mundial. Aquí no hay Túnez ni Arabia Saudí, por citar los dos bombones de nuestra última cita mundialista. Otra cosa es que luego en el Mundial aparecen Argentina y Brasil, y eso son palabras mayores. Pero, eso aparte, el sorteo, aparentemente bueno, trae trampa.

Porque luego nos cruzaremos, en cuartos (y si pasamos, en semifinales) con el ya llamado 'grupo de la muerte'. Siempre hay un grupo de estos, que reúne selecciones de poder, pero el de este caso es extraordinario: Holanda, Francia, Italia y Rumanía, esta última en días muy felices. El fielato de cuartos, esa maldición recurrente a la que en el último Mundial ni llegamos, se presenta esta vez como un problema de aúpa. Y nuestro equipo gusta, por el estilo del toque, bonito y resultón. Pero siempre queda la duda de si no se trata sólo de la fina esgrima de un boxeador de peso menor, que metido con los grandes...

Veamos, por ejemplo, cómo nos ven. Acaba de salir la votación del Balón de Oro. Nuestra representación se limita a Cesc (octavo, que está muy bien) y a Casillas, vigesimoséptimo. Del total de 1.440 puntos que se reparten, 532 han correspondido a jugadores europeos y sólo 30 a jugadores españoles, esos dos. Datos para examinar fríamente nuestro valor, ahora que acaba de darnos satisfacciones el bombo. Dicho todo lo cual confieso desde aquí, con toda sinceridad, que cuando lleguen las fechas volveré a sentirme optimista, entre otros motivos porque ni sabré ni pretenderé evitarlo.

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