Miedo a ser visto como un enfermo

Floro trajo al Madrid hace más de quince años un psicólogo, Emilio Cidad, que como parte de la terapia invitó a la plantilla a saborear un limón imaginario. Y los futbolistas y los periodistas nos quedamos en la cáscara, nunca mejor dicho. Lo mismo ocurrió cuando Manzano, psicólogo titulado y entrenador de élite, vendó los ojos a media plantilla del Rayo en un entrenamiento. La opinión pública agarró el ejercicio por su vis cómica. Explicado después por Manzano aquella gallinita ciega tenía más sentido: cada jugador ejercía de lazarillo de un compañero con los ojos vendados, práctica que según el instructor reafirmaba la confianza en el compañero y la cohesión del grupo. Ahora el Madrid busca psicólogo para su proyecto TEC y yo lo aplaudo.

El deportista recela del entrenamiento mental y más si se individualiza. Alguien le ha hablado a Sneijder de un psicólogo y se ha sentido señalado como un enfermo. Una vez leí a una psicóloga deportiva que quien acude al especialista teme ser tachado de loco, de débil, de incapaz de resolver sus problemas. Sospecha que la visita al psicólogo le estigmatizará socialmente. Pero Sneijder ignora que hay estadísticas que revelan que los jugadores que llegan por primera vez a un club se lesionan con mayor frecuencia, especialmente en el mes del estreno, por el cambio en los entrenamientos y por el cambio ambiental. Muchos clubes contratan psicólogos para ayudar a los canteranos que vienen de fuera. Las lágrimas que se hubiera ahorrado aquel Soldado de 15 años...

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