Madrid y Barça puntúan por inercia

Madrid primero, Barça segundo. Los dos ganaron ayer, pero sin jugar bien. A veces me da la impresión de que ganan como por inercia. Por impulso histórico, por el respeto que imponen a los rivales, por un pellizquito más de calidad, por el arbitraje (el Barça ayer)... Porque sí. Delante está el Madrid, pero su precioso juego de las dos primeras jornadas no aparece, y cada vez se ve más lejos, sepultado por actuaciones mediocres. Ayer mismo el Depor fue mejor, sólo que Guardado hizo un penalti inaudito y luego salió Raúl con ese gol que siempre tiene dispuesto. Y estaba Guti, con sus pases.

Eso fue todo. Quizá no sea poco. Lo de Raúl son ya trece años marcando goles, así que siempre que esté él sobre el campo hay que tratarle como sospechoso. En cuanto a Guti, tampoco es secreto. Ve más allá de las paredes y mete balones entre bosques de piernas como el que enhebra una aguja. Pero el Madrid, como equipo, no carbura. Y le pasa lo mismo al Barça... si está Ronaldinho sobre el campo. Sin él tuvo el Barça sus mejores actuaciones. Con él se descompone en acciones individuales mal ligadas. Podría seguir siendo el mejor del mundo, pero hoy casi puede decirse que es el peor del Barça.

El problema es para Rijkaard: ¿cómo dejarle fuera? Mientras haya resultados, por una maravilla de este o del otro, o por el arbitraje, o porque sí, el problema no agobiará, pero el problema está ahí. A estas alturas me pregunto cómo, con su pobre juego, Madrid y Barça están ahí. Por inercia, es la respuesta. Por un viento histórico que siempre les sopla de espaldas. Tienen algo más, que los demás no tienen: ese pase de Guti, la inmortalidad de Raúl, el arrebato de Messi, la virguería de Iniesta, un Ayza que sale al rescate... Con eso están arriba. Pero no me gustan. El que me gusta es, otra vez, el Sevilla.

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