Sneijder se ha ido de la Liga

Uno empieza a sospechar que el virus FIFA cumple la función social de equilibrar las ligas domésticas. Cada epidemia aprieta la tabla, porque es enfermedad de ricos (catorce afectados en el Madrid por cinco en el Espanyol, estos vacunados con entusiasmo). Al equipo de Schuster, ésta, le ha dejado cojo. Ayer jugó con la banda izquierda amputada porque Robben y Heinze se confirmaron en sus selecciones como jugadores de cristal y porque Sneijder se ha ido de la Liga tan súbitamente como entró, con aquellos cuatro goles en las tres primeras jornadas.

Sneijder nunca fue un extremo, pero arrancando desde ahí cursó un septiembre magnífico. Esa banda fue su pista de lanzamiento y ahora es una condena. Se ha evaporado ese larguísimo cambio de juego que recuperó como una especie de suerte del toreo antiguo, ha perdido su espíritu emprendedor y ni siquiera es capaz de vivir de su disparo. Su desvanecimiento es físico y mental, porque en Holanda a su Ajax sólo le exigían de verdad cuatro equipos y en la Liga hay 38 partidos de pico y pala, más la Champions, más la Copa que llega, más las horas extras con la selección. A Sneijder esta carga le aplasta.

Por la derecha le fue mejor al Madrid. Tuvo filo por ahí Higuaín mientras le duró el motor, aunque sigue sin abotonar ni el último pase ni el remate, y le mantuvo vivo el arreón final de Sergio Ramos, a quien la vergüenza torera le hace inmune al virus.

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