Esta noche les hablaré desde Reikiavik

Esta noche les hablaré desde Reikiavik, junto a Juan Carlos Rivero, joven pero ya veterano periodista de RTVE. Los responsables de deportes de la cadena me enrolan en tareas de comentarista de los partidos de la Selección Nacional, así que ahí me tendrán ustedes. Claro, que lo que importa no es eso, sino el partido, el primero de la corta serie de dos que, si las cosas salen bien, tendrán que reponernos razonablemente en uno de los dos puestos que, razonablemente también, nos corresponden. Esos puestos son, claro, los dos primeros del grupo, cualquiera de los cuales nos llevaría a la Eurocopa.

España y el fútbol una vez más. Un viejo amor rematado a medias. Nuestro fútbol de clubes nos ha dado con frecuencia grandes felicidades, sobre todo el del Madrid, mejor club del siglo XX, pentacampeón de Europa en la segunda mitad de los cincuenta, habitual de las cumbres europeas. Pero no sólo el Madrid. También el Barça, el Atlético, el Valencia, el Zaragoza en sus momentos, el Depor no hace mucho, el Sevilla ahora mismo, han pisado fuerte en Europa. El furor que despierta nuestro fútbol de clubes, comprador, bien arropado de las pasiones locales, contrasta con la Selección.

Una Selección que rema río arriba, de nuevo esta noche, en Reikiavik. El país de Alonso, Nadal, Lorenzo, Gasol y Contador da futbolistas de ocho puntos, pero no da galácticos ni fantásticos. Esos los traemos de fuera y cada mes los despedimos por diez días, para que vayan con sus selecciones, mientras nosotros nos quedamos, un poquito a la fuerza, con la nuestra, a la que miramos como un grupo de intrusos que interrumpen la Liga para no sabemos bien qué. Pero son los mejores futbolistas de España. Y son bastante buenos. A veces creo que hasta muy buenos. Que hoy lo demuestren y que todos lo disfrutemos.

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