Alonso decide enfrentarse a McLaren

Se acabó. Lo de Alonso y McLaren no tiene un pase más, una vez visto lo que este periódico les cuenta hoy: Alonso ha enviado a la FIA información que confirma que McLaren ha adquirido y aprovechado, de forma indigna, información sobre el trabajo de Ferrari. Un tema feo, que hace algunas semanas sacudió los teletipos de todo el mundo. Ya saben: se supone (o algo más) que un tal Nigel Stepney, de Ferrari, le habría pasado a un tal Mike Coughlan, de McLaren, información sobre cómo se hace un buen coche de carreras. Y de ahí vino todo el follón posterior, que tiene a la FIA a mal traer.

La FIA, como todo gran organismo, gusta de ser justiciera a favor del grande y contra del menesteroso. Pero, como todo gran organismo, confía en no verse nunca forzada a fallar entre dos grandes, como es este caso: la Ferrari, súper de súpers, y la McLaren, la gran esperanza británica después de tanto tiempo, justamente con el gran campeón de ayer y de hoy, Alonso, y el gran campeón de casi hoy y de mañana, Lewis Hamilton. ¡Qué más querría la FIA que no tener que enfrentarse a la evidencia de que McLaren ha estado choriceando información de Ferrari! Y sin embargo, resulta que ha ocurrido.

Horrible. Del deporte todos esperamos siempre señales positivas, sólo que en este caso no las hay. McLaren espió, y no nos lo dice solamente Ferrari, sino también Alonso, al que ha llegado a repugnar, o así me lo parece, el ambiente extravagante de la casa por la que fichó, en la que todo consiste en que gane un mundial Hamilton cuanto antes y a cualquier precio. Con espionaje, con las telemetrías del bicampeón, con una vuelta más para la pole, con lo que fuera. Esa forma de la McLaren de atropellar la razón, la deportividad, el cartel de Alonso y el empaque de Ferrari sólo podía acabar mal. Y acabará mal.

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