Unos pueden equivocarse, otros no

El Madrid ha ganado la Liga pero ha gastado 115 millones en refuerzos; un recién ascendido como el Valladolid ha gastado sólo 1,3. La tabla de la página de al lado refleja la histórica desproporción en nuestro fútbol, en el que casi resulta un milagro que dos o tres equipos no ganen todos sus partidos con el resto. Porque, tras el Madrid, el Atlético ha gastado 77, si bien la mitad de esa cantidad se la ha procurado el traspaso de Torres. Y el Barça, 'cuasicampeón' del año anterior, ha metido 68 millones de forma selectiva para reforzar con un elemento cada una de sus líneas. De ahí para abajo hay un enorme barranco.

Unos pueden equivocarse y otros no, esa es la esencia de nuestro fútbol. Un fútbol comprador que bate su récord histórico en movimiento de dinero, con una cantidad total de 473 millones, de la que sólo una tercera parte se mueve en el mercado interior, o sea que se queda aquí. Los otros dos tercios, hasta 325,5 millones han volado generosamente a otros países, ricos o pobres, rubios o morenos, europeos o americanos o hasta de otros continentes. El fútbol español apalea los millones. Sobre todo, unos pocos. Porque piensan que, en definitiva, alguien vendrá a pagárselo más adelante.

Ese alguien puede ser el ayuntamiento de turno con la recalificación oportuna, o las televisiones. Casi siempre son las televisiones. Pero estirar el brazo más que la manga no es bueno. Viendo cómo el fútbol está ahora entusiasmado con las ofertas aventureras de Mediapro, que están tensando la situación hasta un límite insostenible, recuerdo que el fútbol alemán pasó una situación parecida no hace mucho, cuando la luego arruinada Kirch creó una dinámica parecida a la que ahora crea Mediapro. Salga lo que salga de la crisis de este fin de semana, el fútbol español está incubando una crisis.

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