Demasiado arroz para tan poco pollo

Mucho Sevilla este que ha ganado cinco títulos en quince meses, tres de ellos europeos. Mucho equipo para un Madrid tierno y con dudas, con jugadores que acaban de llegar, alguno al que aún se espera, dibujo de quita y pon y encima la hipoteca de Raúl. Frente a eso, una máquina sin sentimientos, un equipo arrollador, que se maneja bien por todo el campo, durante todo el tiempo, en todos los campos. Si hay que meter pierna dura, la mete, si hay que esconder el balón, lo esconde, si hay que hacer exquisiteces, las hace, si hay que rematar, remata. Y lo hace todo a mucha más velocidad que nadie.

Grandioso Sevilla, demasiada piedra de toque para un Madrid que primero anduvo a la deriva, en riesgo de goleada. Luego, con Guti y con la casta general enmendó algo el roto, empató y llegó a hacer soñar a sus más leales con otra remontada heroica. Pero cuando estaba en esas, se desfondó atrás y Kanouté le castigó con otros dos goles, que redondean un resultado espectacular para un partido tremendo. Un espectáculo futbolístico y televisivo de primera magnitud, un hito más en estos días, meses, años (¿cuánto durará?) de euforia sevillista. Y un castigo de verdad duro para el Madrid de Schuster.

Perder la Supercopa es malo, pero quizá no sea del todo importante. Lo importante son las sensaciones, y éstas por ahora no son nada buenas. Pepe suspendió el examen, por aparatoso e inseguro. Su penalti fue absurdo, se equivocó en el 3-4, decisivo, y se ganó la expulsión. Sneijder bien a secas. Drenthe mejor, muy industrioso y con un golazo que le ayuda. En conjunto, poco para lo que hay que esperar de refuerzos con una inversión así. Raúl nada, Robinho no despega y las decisiones de Schuster no son del todo comprensibles. Esperan el Atlético y el Villarreal. La Liga está ahí...

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