Alonso ya ha tomado una decisión

Alonso no tiene más remedio que irse de McLaren y él lo sabe. De hecho ya ha tomado la decisión. La sorpresa que se ha encontrado en su nuevo equipo es que Hamilton es más piloto y más ambicioso de lo que en principio todo el mundo preveía. La grandiosa promesa que podría terminar de hacerse al lado de un campeón del mundo ha resultado ser todo un aspirante, un gran piloto capaz de vivir permanente en el podio. Y además, un jugador de ventaja. Aprovecha las telemetrías de Alonso, los privilegios de niño mimado del equipo, la indisimulada anglofilia del mundillo de la Fórmula 1. Lo aprovecha todo.

Un perfecto ventajista, en fin. Capaz de echarle los perros a Alonso encima sin base ni fundamento en Mónaco, o de organizar la llorera porque, después de haber incumplido él las instrucciones del equipo y de haberle birlado una vuelta a Alonso, éste le hace esperar diez segundos a su cola en el 'pit lane'. Juega no sólo con la ventaja de que es polluelo criado en la McLaren con todo el mimo, sino, sobre todo, con la vieja necesidad de Inglaterra de un gran campeón que no tiene desde hace mucho. Y con una predisposición favorable a todo lo inglés en la nubecilla de jueces y altos personajes de este circo.

Alonso lo está sufriendo. Entre lo que comprobamos que es verdad (los atropellos de los jueces) y lo que no sabemos si es casualidad o no (ese techo que se cae sobre el coche, aire mal medido en las ruedas) empezamos a sospechar que su mal gesto está muy justificado. Casi apetece que el tema del espionaje acabe en sanción seria a McLaren (me da que se la merece, me cuesta creer que el espía tonto actuara por libre o para Honda), porque eso permitiría a Alonso dar por terminado su contrato con la casa, a poco que sus abogados manejaran bien el asunto. Y es que la situación es insostenible.

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