El fichaje más difícil de todos

Vivimos esas fechas agitadas de todos los veranos, de tratativas, de fichajes consumados y de decepciones. El periódico va lleno de ello. No todo lo que se plantea sale bien, pero todo lo que se publica es porque se ha planteado. El aficionado busca más el periódico en estas fechas que en plena competición, porque sabe que la temporada depende de lo que estos días se haga, de las altas y de las bajas. El fútbol es de los futbolistas, decimos, y es verdad. Y el aficionado lo sabe. De ahí su interés por conocer los refuerzos que van a llegar, y su emoción cuando alguno se culmina. Así es en todas partes.

Pero hay algo que es imposible de fichar, y que resulta más decisivo que cualquier jugador: el buen ambiente de trabajo. Algo que aparece como milagro ecológico a veces, otras por la autoridad moral de un presidente, o por la ilusión que genera la personalidad de un entrenador nuevo. Hablo de ese algo difícil de definir pero que vemos que existe en el Sevilla, en el Getafe, en el Zaragoza y en pocos sitios más. Algo que tuvo el Barcelona no hace mucho y perdió, algo que el Madrid, el Atlético y el Valencia buscan. Algo que hace que los jugadores que en estos días se fichan rindan bien o no lo hagan.

Porque todos los jugadores son buenos, pero necesitan determinadas condiciones. Veamos al Sevilla: vendió por otras tantas fortunas a Baptista, Sergio Ramos y Reyes, y sigue siendo un equipazo. Sergio Ramos es tan bueno como era, pero los otros dos no han dado la misma medida. Mientras, el Sevilla ficha jugadores de poco nombre que se agrandan cuando llegan allí. Parecido es el caso del Getafe, generador de entrenadores, vendedor de jugadores de mérito. O del Zaragoza, que camina hacia otra época magnífica. Esa atmósfera es lo que no se compra ni se vende. Hay que construirla desde dentro.

Lo más visto

Más noticias