Esta noche habrá Campeón de España

El fútbol que viene y el fútbol que está. Mientras por Brunete desfilan los preadolescentes que mejor juegan de este país (hay maravillas, asómense a Canal + 8 y a la Cuatro) el Bernabéu se engalana para la final de Copa. El partido del año. La fiesta de fin de curso, la despedida hasta después de la playa (o del monte, que hay quien lo prefiere), la proclamación del Campeón de España. Porque para los clásicos el Campeón de España es el campeón de Copa. Así se le denominó desde el origen y eso sigue siendo lo correcto y lo oficial. El otro es el campeón de Liga, que no es poco. Pero el Campeón de España es este.

Una final inédita, porque uno de los contendientes es rigurosa novedad: el Getafe. Mérito del impulso que ha inyectado Ángel Torres, a quien el alcalde entresacó de sus vecinos más destacados para encargarle que salvara a un club que se hundía en la ruina y en el pozo de las categorías sin brillo. Lo ha hecho emerger con un brío tal que lo ha colocado ahí, en el Bernabéu la víspera de San Juan, para medirse con el doble campeón de la Copa de la UEFA a fin de dirimir cuál de los dos merece más (los dos lo merecen en alto grado) recibir la Copa de España de manos de Su Majestad el Rey. Todo un tío, ese tal Torres.

Y todo un tío ese tal José María del Nido, que también cogió al Sevilla en un momento malo. Uno de los peores de su historia. Ahora su Sevilla goza de la catalogación oficial de mejor equipo del mundo por la IHHFS, goza de la Copa de la UEFA por partida doble y de la Supercopa. Pero goza sobre todo de la inmensa y profunda admiración de los aficionados de toda España y de toda Europa. Sevilla y Getafe inundarán esta tarde las calles de Madrid con su felicidad y su amistad, que sobrevivirá a cualquier resultado y a cualquier avatar del partido. Porque el fútbol de la Copa es siempre sano y feliz.

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