A todo esto, ¿qué ha sido de Daudén?

Entretenidos los medios con el saludo de Ramón Calderón hemos dejado pasar bastante por alto la mano de Messi, sin cuya homologación, por cierto, no hubiera sido tan crucial el gol de Tamudo. "Ya hubo mano previa de Van Nistelrooy en uno de los goles ante el Depor", y ahí quedó todo. Vale, aunque para mí no es lo mismo un rebote previo, cabeza de Andrade y mano de Van Nistelrooy que hace caer el balón a Sergio Ramos, que un gol marcado pura y simplemente con la mano, en acción voluntaria. Pero no es a eso a lo que yo iba, sino al árbitro que lo concedió y a las consecuencias (o no) de los errores.

El que lo concedió fue Rodríguez Santiago, el mismo que el año pasado cometió un error monumental en Montjuïc, cuando pitó no se sabe qué y luego dio gol del Espanyol. (¿Recuerdan? Fue cuando Florentino pensó en la enormidad de impugnar el resultado). Un error descomunal, sin apenas precedentes en el gran fútbol. ¿Consecuencia? Ninguna. Ahí sigue, en la élite. Voy ahora con el fallo más grande del que se ha favorecido este año el Madrid, que no fue la mano de Van Nistelrooy ante el Depor, sino el gol anulado al Atlético (era 2-0) en el Calderón, cuando Helguera pidió fuera de juego. ¿Recuerdan?

El árbitro era Daudén. Fue 'top class' hace dos temporadas. No firmó un manifiesto contra el representante de la LFP en el Comité, López Nieto,y le quitaron de internacional. Pero peor aún fue equivocarse ¡a favor del Madrid! ¿Le ven arbitrar ahora? Ya no arbitra. Ni pasa las pruebas físicas. Le hicieron llegar que le iban a descender y ha preferido apartarse, aunque le faltan dos años para la edad. Me recuerda a Tristante Oliva, que tras el 'ushiro nage' desapareció. Todos pueden acertar o equivocarse, pero los que saben cómo y cuándo y a favor o en contra de quién, prosperan. Los que no, se van al hoyo. Esa es la infamante realidad.

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