Seis puntos y mucho aburrimiento

Anoche los jugadores viajaron tras el partido a Zúrich, donde habrán dormido unas pocas horas (cuatro, calculo). Luego, madrugón, vuelo y cada mochuelo a su olivo, con dos día sólo para preparar la última jornada, decisiva en varios casos. Llegarán con seis puntos, misión cumplida, y el equipo repuesto en zona de clasificación, la segunda plaza. Las cosas se ven de otra manera en ese sentido. Pero en lo que respecta al juego, poca gloria nos queda. Juego ramplón ante rivales menores. En Letonia, dos goles de chamba. Ayer, dos goles bonitos, pero una montaña de fallos. Y la goleada que se esfumó.

Lo mejor de esta especie de gira por rincones poco conocidos de la vieja Europa es que ya ha terminado y que nos deja seis puntos. Pero, sinceramente, ¡qué difícil es encariñarse con esto! Ayer hasta me pareció que Luis Aragonés volvió a hacerse un lío, porque me quedó la idea de que politiqueó sin que nadie se lo pidiera. El amago de reservar a Puyol e Iniesta, rectificado con una alineación escrupulosamente medida (uno del Madrid, uno del Barça, uno del Sevilla) sonó a cosa artificial y un poco tonta. Y a Casillas la cosa le costó un partido en su paciente persecución del record de Zubizarreta.

Todo por tener estos partidos apretados entre el final de la Liga, algo que sólo es culpa nuestra. Empezamos más tarde que otros, tenemos veinte equipos, (se recomiendan dieciocho), la AFE se reserva un generoso chupetín en Navidad (cuando los ingleses despachan jornadas a velocidad vértigo) y encima jugamos la Copa a ida y vuelta. En fin, que lo tenemos todo para seguir en competición cuando los demás han terminado. Y pasa lo que pasa, que estos partidos dan la sensación de estorbarle hasta a Luis. Menos mal que fue hábil a la hora de negociar el calendario para que estos días nos cayeran dos brevas.

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