La AFE pide el indulto para Gurpegi...

La AFE pide el indulto para Gurpegi, y hace bien. Se puede decir que adopta esta iniciativa demasiado tarde, pero algo es algo. Yo estoy a favor, desde la convicción moral de que Gurpegi no es culpable de haber hecho otra cosa que lo que hacemos todos los ciudadanos: tomar lo que nos receta nuestro médico. Y me pregunto si es posible, dentro del ordenamiento jurídico-deportivo actual, ese indulto. Y si lo fuera, lo tendría por bien venido. Como me gustaría ver salir el mismo día por otra puerta al médico que le confundió, le aplicó un tratamiento tramposo y le amargó la vida. Y el médico sigue ahí.

Un indulto así respondería al espíritu de la Ley Lissavetzky contra el dopaje. Es una ley que trata de ser dura con los traficantes, los médicos y, en su caso, con los entrenadores que inducen al doping, y más benévola con los deportistas. Estos eran atrapados desde jóvenes por una espiral infame que en según qué deporte ha acabado por absorberlo todo. Empezaban por aquí, seguían por allá y acababan entregando su organismo a la investigación y el enriquecimiento de unos cuantos 'mengeles', que cada vez que ha salido un positivo se han lavado las manos. Con la nueva ley ya no será así.

La nueva ley perseguirá a los que hasta ahora salían impunes. Es del mismo tenor de las que tienen los países de nuestro entorno. Lo malo es que aquí ha llegado tarde y vivimos el drama de Gurpegi y el de los clientes de Fuentes en la Operación Puerto, todos ellos varados en una playa sin salida. Un camino les puede remediar: cuenten, digan que sólo han hecho lo que tanta otra gente, seguir el tratamiento de su médico, los consejos de su entrenador. Ayúdense, ayuden con ello a los que combaten contra esa gente que les ha secuestrado. Y dejarán un mundo mejor para los que vengan después.

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