Nos han pillado en el cambio de guardia

Tres de los cuatro semifinalistas de la Champions son del campeonato inglés, la lujosa Premier. Y nadie puede discutirles el derecho a estar ahí. Son tres buenos equipos, como lo es el Arsenal, finalista hace un año. Están entrenados por cuatro tipos muy solventes, eso les une. También les une la pertenencia a un fútbol rico, que cobra generosos derechos de televisión, que vende bien sus partidos en todos los países de la Commonwealth, espacios sin tradición futbolística propia y que siguen como propios a los grandes equipos de la Isla. Es un fútbol fuerte. La pregunta es: ¿nos quedamos atrás?

La verdad es que resulta un poco deprimente verse sin nadie en las semifinales de la Champions, y que asusta un poco ese aire renovado y superior de la liga inglesa. Han roto fronteras, han perdido el freno arcaizante de su viejo y clásico fútbol, hermoso pero ingenuo. Aún con aquel estilo han ganado tantos títulos europeos como España, conviene recordarlo, y uno más que Italia. Ahora que compran de aquí y allá, ahora que a su rigor y a su rechazo a la ñoñería unen las mejores influencias de fuera, tienen otra cara. Pero no, no creo que nos estén borrando. Simplemente, nos pillan en un traspiés.

El fallo es que ahí no estén ni el Barça ni el Madrid. El Barça, todavía campeón vigente, va cayendo en los mismos pecados de molicie y vedettismo que corrompieron al Madrid galáctico. El Madrid, por su parte, está en reconstrucción. Aún así, ambos quedaron fuera de los cuartos marcando tantos goles como los equipos que les eliminaron. El Valencia, a su vez, ha hecho una buena Champions, pese a un serio lastre de lesiones. Hasta que ha caído, ante un gran equipo. No, no se nos va un tren. Sólo que esta temporada nos ha cogido un poquito en el cambio de guardia. Sin el Madrid ni el Barça. Y...

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