Cruyff, la Liga y el fútbol entre semana

Cruyff tiene un artículo semanal en La Vanguardia (los lunes) que conviene no perderse. Con cierta malicia se pueden seguir a través de su artículo las tensiones entre las placas tectónicas del Barça, aunque en ese caso el grado de malicia que cada cual aporte de su cosecha puede llevar a confusión. Pero no deja de ser divertido e interesante. Y si se carece de malicia y de morbo al respecto (es mi caso) se puede aprender mucho sobre el fútbol en general, a través de los asuntos que tocan ocasional o tangencialmente el momento del Barça o de nuestro campeonato. Por ejemplo, ahora, el fútbol entre semana.

Cruyff tiene su observatorio, por supuesto, que es Barcelona. Observatorio característico y a estos efectos parecido a Madrid. En su último artículo valora la pérdida que para el Barça supone no jugar entre semana y estoy muy de acuerdo en ello, quizá porque voy viendo reproducidos en el Barça de estos días, uno por uno, los síntomas de aquella 'galactitis' que dio al traste con el gran Madrid de Florentino. Sin competición entre semana no hay tensión, no hay comunión, no hay fuego. Hay una rutina de entrenamientos que a los grandes jugadores no les convence ni les apetece. Gandulean. Y el equipo decae.

No es así para todos, por supuesto. Para otros el problema es el inverso. Para el Sevilla, por ejemplo. Quizá también para el Valencia, que hoy afronta bravamente al Chelsea. El salto de una a otra competición, la necesidad de mantener ante un Racing la misma actitud que se ha tenido días antes ante un Tottenham es algo que se debe aprender y que si no forma parte de la cultura del club, de la ciudad, de la afición, no se improvisa. Pero el relajo entre semana tampoco lo digiere el que no está acostumbrado. Porque en ese caso llegan el aburrimiento, el escaqueo, el 'jacuzzi' y las derrotas. ¿Les suena?

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