Este Madrid me da dolores de cabeza

Ver al Madrid me da dolores de cabeza, lo aseguro. Y eso que no soy propenso a ellos. Salvo los muy merecidos por las resacas en otros tiempos de vida disoluta que ya abandoné, nunca los he sufrido. Pero ahora, casos como el del primer tiempo de ayer me levantan dolor de cabeza y empiezo a conocer más gente a la que le pasa. Viene a ser como un Síndrome de Stendhal pero al revés. Pongo el caso a disposición de la ciencia, por si tuviera remedio, o al menos por si con ello se pudiera por fin echar a Capello por una cuestión de protección a la salud pública. Aquí me tienen para lo que haya menester.

El primer tiempo fue una infamia. El intento de la afición por ilusionarse se frustra abruptamente ante cada partido en el Bernabéu. Ver un partido de estos es como masticar arena. Capello diseña un modelo absurdo y los jugadores no intentan ni siquiera arropar el engendro con algún entusiasmo. Juego malo, frialdad, Cannavaro haciendo faltas... Una pesadilla lenta, un castigo a los sentidos. Eso contra el vicecolista con diez. Luego, con Robinho, mejor. Le metió impulso y alegría, limpió defensas contrarios y aunque hizo algunas cosas confusas hizo muchas más con sentido y peligro. Fue decisivo.

¿Por qué no es titular? preguntaba Portillo en nuestro palco. Cualquiera lo sabe. ¿Quién sabe qué pasa por la cabeza de Capello a estas alturas? Es una bola de hierro encadenada a una pierna de ese madridismo que quiere ilusionarse, que ve cómo tantos tropiezos de otros le permiten aún soñar, pero que va al Bernabéu como al matadero. Tan loco se ha vuelto todo esto que a Robinho sólo se le ocurrió dedicar el gol a Emerson. Tan loco se ha vuelto todo esto que el Madrid vuelve a estar tercero y a una distancia todavía remontable del título. ¡Ay, si Capello contara con otros y los colocara mejor!

Lo más visto

Más noticias