¿Pero eso fue mano o no fue mano?

¿Fue mano o no fue mano? La transmisión termina sin aclararlo, y mis amigos de Canal + parecen más interesados en saber si Capello estará en el Camp Nou o no. Y Mijatovic mismo resulta más interesado en alimentar ese equívoco que en otra cosa. Pero mientras le doy vueltas a si fue o no mano (no he podido ver una repetición concluyente antes de escribir) pienso en qué manos está el Madrid. En las de Mijatovic, que se deja arrastrar a ese insano debate. En las de Capello, que sale con un trivote y se come un gol en diez segundos. Mate pastor se llama eso en ajedrez. Me lo daba mi padre.

Alguien lo comentó en la tertulia de la SER. Lo mismo estábamos comentando nosotros en AS: el efecto Etoo mató al Barça, el efecto Roberto Carlos ha matado al Madrid. Roberto Carlos no estaba para jugar, como no lo estaba Etoo. Roberto Carlos tiene cuarto y mitad de culpa en los dos goles de ese mal Bayern, el peor al que se ha enfrentado el Madrid desde que recuerdo. Nada más sacar, porque estaba cazando moscas. Cuando el segundo gol, porque las seguía cazando, y por eso mandó a corner, previo rebote en la mano de Sergio Ramos (involuntaria, no andemos con enredos) después.

Ese misterioso viento de la historia que empuja al Madrid en Europa estuvo a punto de clasificarle, es verdad. Faltó que el árbitro no se la cogiera con papel de fumar en el gol de Sergio Ramos, en el que aún no tengo claro, cuando escribo, si se ayudó o no con la mano para controlar. Las transmisiones de televisión son lo bastante erráticas como para aburrirnos con detalles intrascedentes y no aclararnos lo principal. La duda que me la llevo a la cama: ¿debió pasar el Madrid? Pero hay una que no me llevo: Capello es un inútil que le ha hecho perder al Madrid un año. Y en un momento delicadísimo.

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