Esa tripleta atacante es un dique

Un chaval de la cantera del Villarreal (este club la cuida bien, por cierto) marcó el gol que deja al Madrid compuesto y sin liderato. Marcos se llama. Buen jugador, con velocidad y talento, insistente, y sereno ante la portería. Se vio frente a Casillas y triunfó donde muchos otros naufragan. Sin ir más lejos, en el mismo partido, en su mismo equipo, tres compañeros marraron sucesivamente ante Casillas en los breves segundos de una jugada trepidante: a Forlán y a Cani les quitó el balón del pie, y finalmente Matigol, en su esfuerzo por evitarle, la echó fuera. Era el milagro de cada día de Casillas.

Tres goles en uno: eso salvó el portero. Pero el chaval Marcos encontró la forma de batirle y ahí se acabó todo, porque este Madrid no tiene goles con que responder. Tiene esfuerzo, tiene a Diarra dispuesto a cumplir cuando (como ayer) a Gago le tapan, pero carece de tripleta atacante de forma dramática. La desaparición de Robinho es pasmosa, Reyes pulula pero no desborda y Van Nistelrooy está ahí arriba sin hacer nada. No son una tripleta atacante, sino un dique en el que se frena todo el juego que el Madrid sea capaz de producir, poco o mucho. Ayer no fue mucho, por cierto. Hasta Higuaín flojeó.

Así que no fue de extrañar que en un partido apasionado, un poco de ida y vuelta, acabara ganando el Villarreal, porque su ataque es mejor. El problema que se le presenta al Madrid es grave, porque fuera de los tres que jugaron no hay otros, una vez que Ronaldo ha sido reexpedido a Italia, Cassano sigue bajo arresto y Soldado fue vendido a Osasuna en esa planificación con los pies que hizo Capello en verano. Sólo quedan el chaval Nieto, que está por ver, Raúl y si acaso Guti. O Robinho y Reyes espabilan o el Madrid está condenado a vivir como mucho de un par de goles al mes. O sea: hambre negra.

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