Tienen cinco meses para salvarse

Robinho, Reyes y Van Nistelrooy forman el coro de Higuaín. Tres situaciones diferentes con un punto en común: pasan examen. Son la solución ofensiva para el Madrid y no habrá otra de aquí a junio, pero de lo que hagan hasta entonces depende su futuro. Capello ha decidido que los dos primeros jueguen a banda cambiada, quizás porque Robinho, aun diestro, siempre partió desde la izquierda. La opción, en teoría, coloca a ambos ante su mejor perfil rematador y les da más gol. La práctica dice lo contrario: el Madrid está condenado a volar sin alas.

Robinho llegó al Madrid con cartel vicegaláctico, pero no fue un remolque para el equipo. Al contrario, le atropelló la crisis. Aún así, tiene 23 años y merece la pena ampliarle el crédito por ver si, extinguida la galaxia, sabe saltar de cabo a comandante. Reyes está en régimen de alquiler y por debajo del entusiasmo que generó su llegada. En la derecha no gana gol y, sin embargo, pierde desborde. Duele verle cambiarse el balón de pie cuando gana la línea de fondo. Hay que probarle en la izquierda, exigirle una velocidad más y corregirle el exceso de conducción y algún punto barroco en su juego.

A Van Nistelrooy lo pidió Capello no sé bien por qué. Es un buen rematador de un solo toque (quizá pasado de fecha) y los jugadores de su estilo sólo resultan eficaces cuando su equipo se apropia de la pelota, juega en campo contrario y se ensancha con dos extremos. En un plan para jugar a la contra, sufre y se pierde. Y lo peor es que no tiene recambio.

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