Adiós, Ronie, fue bonito mientras duró

Bueno, pues se va Ronaldo. Con Beckham también fuera en la práctica, podemos dar por liquidado el Madrid galáctico de nuestros pecados. Fue bonito mientras duró, aunque duró poco, o desde luego menos de lo que yo pensaba. Una gran aventura concebida por Florentino Pérez, pero que acabó por llevárselo a él mismo por delante. El experimento de juntar a los mejores jugadores del mundo en un mismo equipo era audaz y ambicioso, pero el tiempo lo ha demostrado ingobernable. Queda para las discusiones si Del Bosque hubiera podido con esto. Lo echaron y nunca lo sabremos.

Se va Ronaldo y le digo adiós con el corazón. Un jugador distinto, especial, poderoso, con una capacidad de gol asombrosa. Pero totalmente refractario al entrenamiento. A medida que han ido pasando los años, su cuerpo se ha resentido de su falta de práctica y el grupo, de su mal ejemplo. Duele verle salir, como dolió ver salir a los anteriores, pero tenía que llegar la hora. El Madrid va a sacar de este periodo convulso algo claro: la decisión de dar por finalizado aquel periodo. El intento de alargarlo hasta más allá de lo razonable fue lo que se llevó a Florentino por delante y lo que tiene así ahora al club.

Claro que podría haberse hecho este verano. En eso falló Capello. Por Ronaldo ofrecieron 15 millones en agosto, ahora sale por menos y deja la plantilla sin algún otro nueve que hubiera podido cubrir los vacíos de Van Nistelrooy. También ha habido indecisión, y muy mal gusto, en la forma de dar salida a Beckham, un caballero al que habría que haber ofrecido puente de plata. Pero al menos se han dado unos pasos inexorables y se ha dejado de esperar la resurrección imposible de un equipo que murió a pies del Zaragoza en Montjuïc, va para tres años. Ahora empieza una nueva era. Muy difícil, pero nueva.

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