Cristiano Ronaldo, magnífico objetivo

El Madrid se fija ahora en Cristiano Ronaldo, magnífico objetivo. Me hablaba maravillas de él Jose Peseiro, aquel adjunto que trajo Queiroz al Madrid. Lo había conocido de chavalín en Madeira, de donde son los dos, y se hacía lenguas de sus virtudes. A mí es un jugador que me gusta muchísimo. Hasta hace nada tenía todo lo que se requiere para ser gran futbolista salvo una cosa: no sabía jugar al fútbol. Ahora ya ha aprendido, gracias a Ferguson, ese viejo sabio malhumorado, y este año ha estallado definitivamente. Aún no ha cumplido los veintidós años y está ahora mismo con trece goles en la Premier.

Un jugador espléndido, sí. Velocidad, regate, desborde por los dos lados, estatura para marcar goles de cabeza, potencia de remate, tiros libres. Una joya, un atacante completo, heredero de una línea que empezó en los setenta con Rummenigge, que no era extremo derecho ni izquierdo ni delantero centro ni mediapunta, sino las cuatro cosas en una pieza. Supongo que sacarle del Manchester United costará una fortuna y que el asunto debe comenzar por convencerle a él. Una tarea difícil y cara, pero que el Madrid debe emprender con entusiasmo. Ahora mismo le vendría como anillo al dedo.

Porque este Plan B puesto en marcha con las llegadas de Gago e Higuaín (Marcelo está inédito por una inoportuna lesión) está gustando. Pero al tiempo está desnudando a la poco resolutiva tripleta atacante. Robinho y Reyes no ofrecen desborde. Van Nistelrooy percute, pero no llega. Este sólo podrá ser un gran Madrid si a lo que tiene añade delanteros de verdad grandes, y este es uno de los que hay. Y ahora que parece próximo el fin del pleito electoral, no me cabe duda de que el jugador servirá a cualquiera de los contendientes que finalmente se siente en la presidencia.

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