Cambiar de caballo en medio del río

Primeras conclusiones provisionales tras el agitado día que pasó ayer el Madrid: hay que hacer con más decisión lo que aún no se ha hecho. O sea, la renovación. A propósito de eso recuerdo que cuando vino Mijatovic al Foro Ferrándiz comentó que el problema del Madrid no eran los fichajes a hacer, sino las bajas que había que dar. Bajas dramáticas, vino a decir, no sé si con esta palabra o con otra. Pero quería decir eso. Bueno, pues eso está por hacer. En esta nueva época ha habido fichajes (hasta ocho, contando como tal el intercambio de Baptista por Reyes) pero ahí siguen las vacas sagradas.

Y por ahí me parece que es por donde se ha perdido Capello. No ha sido convincente lo que ha hecho ni con Ronaldo, ni con Raúl, ni con Beckham, ni con Helguera, ni con Salgado... Sus dudas han empezado por ahí, y se han agravado por el fracaso inesperado de su guardia de corps, Cannavaro, Emerson y Diarra, los cuales tres están jugando muy por debajo de lo que valen. Además, Cassano se pitorrea de todo y una importante promesa como Robinho se va perdiendo en la vorágine. Ahora llegan otros tres, pero llegan en el peor momento. Justo cuando Capello está hecho un lío y se le nota.

Capello es un autoritario cuya autoridad ha aflojado con los años. Ahora cede ante las vacas sagradas y entra en componendas. Los jugadores le miden (los jugadores siempre miden al entrenador) y lo saben. Luego pierde ante el Recre y dice: "Los hubiera cambiado a todos", pero llega el día del Depor y no hay más damnificado que Robinho, la parte más débil de la cuerda, y le falta coraje para estirarse y sacar a los tres nuevos, y a ver qué pasa. Ahora quiere cambiar de caballo en medio del río, cinco meses y cien millones después. Quizá aún le quede tiempo, pero tiene que esmerarse de verdad.

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