Luis Fernández: optimismo para el Betis

Entra el Betis en el año de su Centenario y entra, ¡ay! con el Sevilla líder de la Liga. Y Supercampeón de Europa. Por si pudiera ser peor, el propio Betis está en zona de descenso aunque eso, y no es broma (con el Betis no se bromea) es en el fondo menos tétrico para el alma verdiblanca que el rutilante momento del Sevilla. Al fin y al cabo, el Betis está acostumbrado a pasar fatiguitas. Al fin y al cabo, los problemas de cada uno son los problemas de cada uno, y se pueden remediar con acierto y humildad, como se remedia todo. Ahora bien: ¿qué influencia se puede ejercer sobre el buen momento del Sevilla?

Pero el Betis ha fichado lo que más necesita, porque ha fichado optimismo. Porque eso, ante todas las cosas, es lo que aporta Luis Fernández, 'El Machote', al que llaman así porque a costa de saludar a todo el mundo con ese apelativo se lo ha ganado. Es un tipo cargado de fe, esa fe cultivada en los suburbios de París, donde un hijo de emigrantes tarifeños tenía que creer en la vida para salir adelante. Y salió adelante, con un coraje sólo posible desde ese optimismo genético que le caracteriza. Llegó niño, se hizo muchacho, se hizo hombre, se hizo futbolista, se hizo internacional. Fue figura con Francia.

En la Eurocopa de 1984 le vi una machada única. Cortó cerca de su área y abrió hacia la izquierda, provocando la galopada de Six. Al tiempo, arrancó para acompañar la jugada. Grun, experto belga, pretendió obstaculizarle en medio campo. Él resolvió el problema con un recurso que nunca antes, ni después, he visto en fútbol: le saltó bonitamente a 'pídola'. Le dejó en la miseria. Y llegó al área belga con tiempo para rematar a gol el centro de Six. La jugada fue un prodigio de fe. Cuando le conocí (no mucho, pero sí lo suficiente) me lo expliqué. Es un optimista incurable. Lo que necesita el Betis.

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