Quizá no nazca otro

Pinta que Roberto Carlos se va, porque no parece el Madrid dispuesto a igualarle los más de 19 millones por tres temporadas con los que avasalla Abramovich. Ese salario quizá se sitúa ya por encima de sus 33 años y en el Bernabéu las prioridades están (o estarán cuando haya presidente) unos metros por delante. Costará acostumbrarse a su ausencia, porque Roberto Carlos, galáctico sobrevenido, ha sido el mejor fichaje del Madrid (que se lo apunte Sanz) en los últimos veinte años. Y mirando más allá sólo le superarían Di Stéfano, Puskas, Gento y Hugo Sánchez.

No existe sustituto en el mercado (y quizá no lo haya en cien años) porque estamos ante el mejor lateral zurdo de todos los tiempos. "Yo siempre jugaba de delantero", advierte cuando le preguntan por sus comienzos. Así le vi yo siempre, como un extremo de insuperable desborde en carrera y estupenda pegada a balón parado o corrido que además tapaba al exterior de su zona. Lo de buen defensa le cae bien a Carvalho. Aplicárselo a Roberto es quedarse cincuenta metros corto.

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