El fútbol es rencoroso

Entre las tres primeras preguntas que hubo de abordar Villar tras su elección como presidente de la Federación, en 1988, había una referida al sopapo que propinó a Cruyff en San Mamés catorce años antes. Y es que el fútbol es rencoroso con los sucesos que lo ensucian. Por eso el paraguazo no confeso a Fernández Quirós alarga ya la condena a Martínez Laredo a treinta años y un día de reprobación. Aquel infame estacazo será un arma electoral. Ya lo empuñó Mendoza hace quince años. Martínez Laredo, aún presidente del Burgos, censuró su gestión en el Madrid y el presidente blanco replicó no acudiendo al palco de El Plantío: "Tengo miedo de que alguien me dé un palo en la cabeza". Opositor de largo recorrido (de De Carlos a nuestros días), le llevará tiempo borrar las broncas que oscurecen su pasado.

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