Europa, aventura y marrón

Cuántas noches europeas que merezca la pena recordar ha habido en Sevilla en los últimos 50 años? Pues, poquita cosa. Muy poquito. Mi padre, el señor Cariño suele recordar que estuvo una tarde en el Santiago Bernabéu viendo el mítico Real Madrid-Sevilla de la Copa de Europa de 1958 (en aquellos tiempos el subcampeón de Liga la podía jugar, si el Campeón del torneo doméstico lo era también de Europa). Eran unos cuartos de final y el Real Madrid ganó por 8-0, siendo la escena más recordada un tremendo puñetazo que Campanal le colocó a Marsal dejándole KO. Ese Sevilla podía ser lo más parecido al actual, aunque en la Liga, curiosamente, iba último, cosa que hoy no sucede. Recordando este partido y quizá la remontada al PAOK de Salónica, que tampoco es que sea el Milán, llego a la conclusión de que el propio sevillismo valora poco la temporada de su equipo.

Europa es un complemento y un valor añadido que premia un buen ejercicio anterior. Pero si echamos un vistazo, nos encontramos con que maravillosas trayectorias continentales de Tenerife, Atlético de Madrid, Real Sociedad, Alavés, Rayo Vallecano, Celta o Mallorca culminaron uno o dos años después en resonantes descensos a Segunda o en apuradas salvaciones, y en esto Sevilla y Villarreal son felicísimas excepciones. Europa es un premio y hoy el Sevilla debe eliminar a estos del perfil griego. Que se valore porque lo difícil está aún por llegar. ¡País!