Unos que renuevan y otros que...

Unos que renuevan y otros que...

Conozco a Darío Silva con el cual coincidí en Málaga y me detengo a analizar sus interesantes declaraciones a los compañeros de Estadio Deportivo. Decía más o menos que pensaba retirarse porque 'no deseaba engañar a nadie'. Unas manifestaciones similares a aquellas de su etapa en el ostracismo malaguista donde le pidió a Peiró "minutos en el Málaga B" que entonces jugaba en Tercera División. Han pasado poco más de seis años, pero en ambos casos, este uruguayo, temperamental, irresponsable, amante de los terceros tiempos, golfete, truhán, extravagante, pero honesto, honradísimo y profesional (a su manera pero profesional de los pies a la cabeza). Dice lo que siente. Antes de no aportar, prefiere, o jugar en otra categoría, o retirarse del fútbol perdonando al Sevilla el dinero que le queda de su contrato. Lo dice de corazón. Seguro.

A principios de temporada escribí en esta misma sección que este era el mejor Darío desde que aterrizó en España. Mejor que el del Espanyol y Málaga. Tenía ganas, metía goles y contagiaba a sus compañeros con su energía y su peculiar manera de ser. Pero le ha pasado lo de siempre. No se cuida. No trabaja, le gusta demasiado el 'cha cha cha' y el 'ta ta ta'. Y claro. Los años no perdonan. También está pagando las pocas vacaciones que suele cogerse por culpa de sus compromisos con la selección uruguaya, con la que siempre se ha volcado desinteresadamente a pesar de las veces que anunció su retirada de la misma. Pero el tiempo pasa para todos. Mientras el Sevilla está a punto de amarrar, como quien dice de por vida a Baptista, Darío Silva tiene sus días contados en el equipo hispalense. Una pena. Podría haber hecho más. Pero está a tiempo.