La audaz apuesta de García Remón

Cuatro balones de oro, un doble pivote de medias puntas (Guti-Zidane), dos laterales de vocación ofensiva... Nunca en cuarenta años que llevo viendo al Madrid le había visto configurar de salida una alineación tan arriesgada. Quizá sí en los últimos minutos de algún partido en el que hacían falta goles (recuerdo la final de ida en la copa de la UEFA contra el Colonia), arrebatos de heroísmo excepcionales. Pero salir al campo, y ante rivales de tronío, con una alineación tan imprudente es algo que no recuerdo haya hecho nunca el Madrid ni casi nadie. Si acaso, el Dream Team, que llegó a tener a Eusebio y Goicoechea de laterales.

Esa es la apuesta de García Remón, y a mí me gusta, porque se gana o se pierde de cualquier manera, pero para ganar y perder hay maneras y maneras. Curiosamente, la apuesta no está siendo premiada con goles ni castigada con goles. El Madrid no tiene suerte con las ocasiones, pero ya llegará, porque donde hay ocasiones termina por haber goles. A cambio muestra una disciplina solidaria para agruparse atrás y defender con una ilusión y una concentración que en los últimos tiempos no se le conocían. Ayer los milagros de Casillas se quedaron reducidos a uno solo, en ese tiro de Albelda que atravesó un bosque de piernas.

Así que de gol en gol el Madrid va recomponiendo el tipo de la mano de García Remón, que ha encontrado la oportunidad de su vida y está dispuesto a aprovecharla. Lucha con unos egos tremendos (el que no sale se quiere ir, el cambiado se enfada, el que recibe una broca dice que se la eche a otro) pero consigue no alterarse. Y de repente se ve un Owen interesante, que ofrece velocidad y goles, un Ronaldo participativo que resuelve cosas en la media y atrás, un Raúl tan bueno como el que llegó a ser, un equipo compacto, de líneas juntas. Ya sólo le falta conseguir que Samuel parezca futbolista de provecho. Esa es la apuesta de García Remón, y a mí me gusta, porque se gana o se pierde de cualquier manera, pero para ganar y perder hay maneras y maneras. Curiosamente, la apuesta no está siendo premiada con goles ni castigada con goles. El Madrid no tiene suerte con las ocasiones, pero ya llegará, porque donde hay ocasiones termina por haber goles. A cambio muestra una disciplina solidaria para agruparse atrás y defender con una ilusión y una concentración que en los últimos tiempos no se le conocían. Ayer los milagros de Casillas se quedaron reducidos a uno solo, en ese tiro de Albelda que atravesó un bosque de piernas.

Así que de gol en gol el Madrid va recomponiendo el tipo de la mano de García Remón, que ha encontrado la oportunidad de su vida y está dispuesto a aprovecharla. Lucha con unos egos tremendos (el que no sale se quiere ir, el cambiado se enfada, el que recibe una broca dice que se la eche a otro) pero consigue no alterarse. Y de repente se ve un Owen interesante, que ofrece velocidad y goles, un Ronaldo participativo que resuelve cosas en la media y atrás, un Raúl tan bueno como el que llegó a ser, un equipo compacto, de líneas juntas. Ya sólo le falta conseguir que Samuel parezca futbolista de provecho. Así que de gol en gol el Madrid va recomponiendo el tipo de la mano de García Remón, que ha encontrado la oportunidad de su vida y está dispuesto a aprovecharla. Lucha con unos egos tremendos (el que no sale se quiere ir, el cambiado se enfada, el que recibe una broca dice que se la eche a otro) pero consigue no alterarse. Y de repente se ve un Owen interesante, que ofrece velocidad y goles, un Ronaldo participativo que resuelve cosas en la media y atrás, un Raúl tan bueno como el que llegó a ser, un equipo compacto, de líneas juntas. Ya sólo le falta conseguir que Samuel parezca futbolista de provecho.

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