El deporte rey y el rey de los deportes

El Mallorca quiere quitar la pista de atletismo de su estadio, pero Odriozola contraataca pidiendo un mundial júnior de su deporte para atrasar esa decisión. ¿Por qué quiere el Mallorca quitar la pista de atletismo? Porque distancia a los aficionados del juego, enfría el ambiente y da más posibilidades al equipo contrario. Todo eso es verdad. Y también es verdad que esa pista no se usa. En las mismas está Anoeta. El plan consiste en rebajar el nivel del campo de juego y hacer una grada baja cuya profundidad equivaldría al ancho de las pistas, que para el atletismo se utilizan una vez al año, en el Mítin Internacional, y sin apenas público en las gradas.

Entre unas cosas y otras, hay un puñado de equipos con pista de atletismo (o con los restos de alguna) que les separa del público. Y esto sigue. Ahora que el Valencia piensa cambiar de campo, ya está en marcha la iniciativa de pedir un Mundial de Atletismo y así construir el nuevo estadio con pista también. En ese caso, salvo que se instalen gradas telescópicas como las de Saint Denis, ocurrirá que por diez días de atletismo se abocará a los aficionados del Valencia a ver el fútbol separados por una pista. Cuyo futuro más probable sería estar muerta de risa, como pasa con Montjuïc, Son Moix o Anoeta, y pasó con Riazor o Balaídos.

Ya sé que parece muy culto defender al atletismo y poco al fútbol, pero no pienso dejarme llevar por ese prejuicio. En España tenemos la Cartuja (cuya construcción se trató de justificar presionando a Betis y Sevilla a irse a jugar allí), la Peineta y Montjuïc para grandes fastos atléticos. Y hay multitud de pistas con capacidad adecuada al escaso volumen de público que arrastra este deporte entre nosotros. Pero entre la visión un poquito imperialista de Odriozola y cierto empeño snob de los políticos por aparentar que sus ciudades tienen tanta devoción por el atletismo como por el fútbol estamos organizando un descalzaperros.

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