Camacho sabía bien lo que encontraría

Ha trascendido que Camacho se rinde. Entiende que no puede con la tarea y así lo ha dicho en el club. Se quiere marchar. Le intentan retener. Entre él y la plantilla hay un choque de culturas que abre un abismo cada día mayor. Un abismo futbolístico y personal. Futbolístico porque este es un equipo cuya gente principal va cumpliendo años y se ha habituado a un juego al pie, lento, de poco desgaste; y Camacho sueña con lo contrario: desmarques, velocidad, pases a un toque. Y personal porque Camacho se expresa a bocinazos, en el campo y en la prensa, y estos galácticos no están para ruidos. Así que el deterioro va a más.

Camacho sospecha que le están haciendo la cama. No todos, claro, pero sí algunos muy significativos. No se ve capaz y se quiere ir. Pero se le puede reprochar. Nada de lo que se ha encontrado es sorpresa, ni para él ni para nadie. No han cambiado las circunstancias del trabajo que aceptó no hace mucho. Ya se sabía cómo era esta plantilla. Ya se sabía cómo eran los galácticos. A petición suya se ha renovado a Roberto Carlos y se ha retenido a Morientes. Xabi Alonso no vino por decisión suya, aunque se diga lo contrario, no sé por qué, porque él no lo niega. Se han comprado dos centrales. Se han hecho cosas a su gusto.

Claro que esto es difícil, pero ya se sabía. Por eso le buscaron. Abandonar ahora sería dejar al Madrid en una situación difícil, sin repuesto visible y con la plantilla a los pies de los caballos. Y algunos quizá lo merecerán, pero la mayoría, no. La mayoría hace lo que puede, dentro de un ambiente difícil, en un modelo cuestionado y con un entrenador confuso. Camacho está a tiempo de reorganizarse, de encontrar compromisos con quien sea posible hacerlo y de prescindir de los imposibles, si los hay. Eso es lo que necesita de él el Madrid, suMadrid. Y no una autoinmolación que le producirá más daños al club que al autoinmolado.

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