El Camp Nou no se cierra gracias a Villar

Si usted quiere saber si se cerrará algún día el Camp Nou (y mucha gente se lo pregunta, cuando el cochinillo culé está a punto de cumplir los dos años) la respuesta es no. Si quieren saber por qué, encontrarán la respuesta en las páginas centrales: porque Villar no ha querido. Josep María Coronas, el hombre que, todavía en tiempos de Gaspart, puso en marcha la maquinaria jurídica para impedir el cierre, tiene razón: la modificación del artículo 118 de los estatutos, llevada a cabo en julio de 2003 (unos meses después de la cochinada), debe ser aplicada de forma retroactiva. Por tanto, el cierre no será aplicado nunca.

La verdad del cuento es que mientras el Barça peloteaba el asunto en la justicia ordinaria, traicionando así el pacto de buen funcionamiento general del fútbol, la Federación de Villar se aplicaba a la citada reforma del artículo 118. Ahora, cuando el asunto regrese por fin de la justicia ordinaria, el Barça se beneficiará de esa reforma ad hoc. Un nuevo favor que le deberá a Villar, cuya actitud en esto contrasta escandalosamente con la que tuvo con Lendoiro en un caso idéntico. A éste le denunció ante la FIFA. A Laporta le llevó a pasear por la FIFA tras cambiar la normativa para que el cierre se fuera al limbo. Más detalles, en páginas centrales.

Nada extraño en el contexto de unas entrañables relaciones Barça-Villar. Ya Núñez le otorgó la insignia de oro y brillantes, tras las dos ligas ganadas inextremis por el Dream Team con sendas derrotas del Madrid en Tenerife, García de Loza y Gracia Redondo mediantes. Villar agradeció el gesto indultando al Barça tras no presentarse en una semifinal de Copa en atención a un capricho de Van Gaal. Ahora, Laporta le apoya en la asamblea y Gaspart se hace cargo de su campaña de reelección. Favores con favores se pagan. Así que no se escandalicen de que no cierre el Camp Nou. Escandalícense de que el fútbol esté a punto de reelegirle.

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