El Madrid ha perdido el estado de gracia

Camacho tiene un problema, Florentino tiene otro. Están ligados, pero no son el mismo. Camacho tiene que hacer correr a un equipo comodón, Florentino tiene que resucitar la ilusión que provocó en su primer mandato. Y no sé qué es más difícil. El Madrid ha cambiado el embrujo de aquel mensaje zidanes y pavones, Valdano al frente, un fútbol artístico y un tanto incauto, por un mensaje de eficacia: Camacho bravío, centrales los que haga falta, suplentes de buen ver y rotaciones. Se ha perdido la mística de aquel mensaje pero la eficacia que la debería sustituir no aparece por ningún lado. Y la cara de Camacho empieza a preocupar.

El caso es que sí, que la plantilla es soberbia. El único partido de Liga lo han ganado, al Wisla le ganaron bien, pero la ilusión no es la misma. El Trofeo Santiago Bernabéu del año pasado arrancó con galácticos y acabó con un festival de pavones (la foto final, con la copa, era una exaltación a la cantera). El de este año ha sido un fiasco, con una mezcla de titulares desganados y suplentes más desganados, en un tiempo y en el otro. Y siempre ese aire sobrado que se trae el Madrid desde hace algunos años. Un tono así como Ya se le ocurrirá a alguno de nosotros algo y meteremos un par de goles. ¿Para qué correr? ¿Para qué organizarnos?.El peligro es que se haya sustituido aquella mística por nada. El peligro es que después de tratar a Queiroz de inútil (que lo era) se haya cambiado de línea para hacer lo que él pedía. El peligro es que no esté Valdano para exaltar lo bueno y explicar lo malo, para embellecer el mensaje. El peligro es que nadie sepa bien por qué no se fichó a Vieira y sí se fichó a Woodgate, en cuyo altar se proyecta sacrificar a Pavón, el último superviviente de aquella hermosa causa. Quizá haya un camino trazado en las mentes de Camacho y Florentino, pero de momento no se ve. De momento lo único que se ve es que el Madrid ha perdido el estado de gracia.

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