El Valencia vuelve como se marchó

Primer asalto para el Valencia. Y casi definitivo. Mucho Valencia para este Zaragoza, que no es el que ganó la final de Copa al Madrid. Le falta pulso. Sin embargo el Valencia sí es el que ganó la Liga. El mismo, con los mismos jugadores (salvo Di Vaio por Mista, al que no mejora en nada), el mismo estilo, la misma fuerza, el mismo entusiasmo. Por el Valencia no han pasado estos dos meses. No ha pasado la Eurocopa, ni la playa, ni nada. Ni el cambio de entrenador siquiera. Ahí está, tan aguerrido como se fue, tan intenso, tan solidario, tan firme. Y con Vicente como punta de diamante a la izquierda del ataque. Un jugador grande.

Es curioso. Benítez se quejaba de que necesitaba un sofá y le traían una lámpara, y ahora a Ranieri le traen de todo (más vale caer en gracia que ser gracioso) pero él sigue jugando con los mismos que había. Y con esos que había va a ganar esta Supercopa, porque al Zaragoza no se le ve equipo para darle un meneo al Valencia, y menos en Mestalla, ni aunque se le pongan las cosas muy de cara. Por el Zaragoza sí han pasado estos dos meses. Víctor Muñoz consiguió un estado de tensión grande, en torno a los objetivos de la Copa y la salvación, y así mantuvo al equipo despierto hasta el verano. Pero ahora tendrá que volver a empezar.

No fue un buen partido, en cualquier caso. A los porteros les vimos hacer poco o nada. Dos tiros a los palos, un gol y nada más. El Zaragoza nunca fue decididamente a por el partido, a pesar de tener el campo lleno de un público adicto y ansioso, que hubiera esperado otra actitud de su equipo. El Valencia esperó en la primera parte, y sólo se activó en serio en la segunda, cuando lo vio muy claro. Me da miedo el efecto Grecia. Me da miedo que nuestro fútbol, que llevaba años de un beneficioso culto ofensivo, vuelva a considerar la cautela defensiva como la primera de sus normas. Y es que ya hasta Florentino compra defensas.

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