Morientes y el modelo Camacho

Camacho jugó sus bazas y ganó. Por lo bajinis, sin gran ruido, ha inaugurado una nueva época en la que la ensoñación de los pavones se ha quedado en un recuerdo de lo que pudo ser y no fue. Suplentes con oficio (Morientes, Guti, Celades), administración del tiempo de los galácticos (Ronaldo y Zidane sustituidos) y escabechina general de canteranos, de los que sólo queda el propietario del copyright, Pavón, que volará de ahí en cuanto llegue Viera. Portillo mete goles para la Fiorentina, Núñez y Miñambres están fuera, Borja se ha salvado por la lesión y Mejía y Raúl Bravo son evidentemente carne de banquillo.

Y el Madrid gana, así que no puede haber quejas. Ha empezado a corregir lo que se estropeó el año pasado. Y con dos goles de Morientes, lo que viene a dar la razón a quienes defienden que había que desandar lo andado y contar con este tipo de futbolistas, que no tienen Balón de Oro pero tienen nivel y conocen el oficio. No se puede saltar de Segunda B al Madrid, sostenían muchos críticos del modelo de zidanes y pavones. Para subir de la cantera al primer equipo hay que llamar una y otra vez a la puerta, hasta derribarla, sostiene Camacho. Florentino se resigna a esta nueva línea, al menos por el momento. Las circunstancias obligan.

Pero a veces me pregunto qué equipo resultaría si al Athletic de Bilbao se le metiera un Balón de Oro cada año, hasta reunir cinco o seis. ¿No saldría un equipazo? Pues algo así era el sueño de Florentino. Claro, que la cantera del Athletic da para un equipo en Primera, nivel UEFA, y la del Madrid da para un equipo en Segunda B. ¿Por qué? Porque el Athletic se ha autoimpuesto el culto a la cantera, del que ha hecho devoción y necesidad, y el Madrid no. Y lo curioso es que con todo su poder para fusionar empresas o fichar galácticos Florentino no haya conseguido que el Madrid avanzara ni un milímetro en ese sentido en cuatro años.

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