El triángulo Florentino-Wenger-Vieira

Arsene Wenger fue hace un par de años el entrenador soñado de Florentino. Llegaron a hablar y eso fue lo que provocó el enfurruñamiento de Del Bosque, que a partir de ello se buscó agente (nunca lo había tenido), decidió pedir más por renovar y acabó fuera. Con Wenger el Madrid estuvo de acuerdo en todo excepto en una cosa: el entrenador quería ser él mismo quien hiciera los fichajes, y Florentino considera que esa debe ser una potestad irrenunciable del club. Ese modelo de que cada entrenador que llega venga con sus cuatro o cinco fichajes (al estilo de lo que ocurre ahora con Ranieri y el Valencia) lo considera ruinoso.

Y de hecho lo es. Eso es lo que hace que en los clubes se vayan acumulando jugadores que trajo un entrenador y que se quedaron ahí, cobrando y estorbando, cuando aquel se fue. Eso fue lo que encontró Florentino en el Madrid a su llegada, una plantilla larga, absurda y difícil de aliviar. Por eso no quiso a Wenger, que a su vez tiene, como Ferguson, a su propio hijo como intermediario para fichajes, lo que ya da que sospechar en un mundillo de tantas y tan fáciles comisiones. Ahora Wenger se ha convertido en el gran obstáculo para que Vieira venga al Madrid. Wenger insiste ante su directiva sobre lo imprescindible que es el francés.

The Sun contaba ayer una bronca entre los dos personajes. Vieira está decepcionado con Wenger y por eso quiere marcharse: No has fichado grandes jugadores para este club, le dijo. Vieira sueña con tener alrededor todo lo que tendría en el Madrid, encara el último tramo de su carrera y sabe que en el Arsenal eso ya no será posible. Wenger manda mucho en el Arsenal, al que ha llevado a esa proeza de un título de la Premier sin derrota y se resiste a soltar la pieza. Sin duda operará en él cierto despecho. ¿Por qué dejar a éste ir a donde yo no pude? Eso encarece y retrasa el fichaje, por el que Florentino no quiere dar más de treinta millones.

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