Vuelve la rivalidad Madrid-Barça

Hemos despertado más interés en Japón que el Madrid, declaró ayer sin pestañear Marc Ingla, vicepresidente del Barça. Difícil, si tenemos en cuenta las audiencias de televisión del Madrid en el propio Japón, donde su último partido superó en un punto al de pocos días antes de la mismísima selección japonesa. Pero está bien que el Barça se crea estas cosas, o lo finja, porque lo primero para volver por donde solía es intentarlo. Del Barça localista y de barretina donde los jugadores debían aprender catalán hemos saltado en un año al Barça que le quiere disputar al Real Madrid el dominio del mercado asiático.

Y está bien que así sea, porque eso que llamamos madriditis ha sido motor de la ambición del Barça desde tiempo inmemorial. Por eso la fuga de Figo al Madrid tuvo un efecto devastador que ha mantenido al club groggy hasta tal punto como para que sus socios hicieran presidente a Gaspart. Ahora el Barça va superando el trauma y vuelve a buscarle las cosquillas al Madrid. No sólo con Giuly, uno de los verdugos monegascos de los galácticos en la última Champions, sino especialmente con Etoo, del que pretende hacer el Luis Enrique del próximo lustro. Con la ventaja de que Etoo esconde dentro de sí un futbolista mucho mejor que Luis Enrique.

Me parece que el Madrid ha estado despistado en esto. Un día veremos a Etoo en el Chelsea y descubriremos quees Henry, me dijo hace algún tiempo un alto dirigente del club. Pero no todos lo han visto así y ahora está a punto de hacer tándem con Ronaldinho. Y los dos tienen veintitrés años. Así que no es extraño que el Barça esté crecido y que el Madrid se plantee contraatacar por el flanco débil, el descontento Puyol. A Puyol se le queda pequeño el puesto de lateral. Va para gran central y su incorporación resolvería el atasco en que se ha metido la operación Vieira. A Camacho le gusta mucho. Y al Madrid le vienen bien españoles.

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