Lo de Camacho es el trabajo día a día

El Madrid escogió el Centenario del Benfica para su puesta de largo en esta temporada 2004-2005. Honor a un viejo enemigo, que le sacudió duramente años atrás. Porque este club, que para los jóvenes aficionados sólo es un segundón en Portugal, fue en realidad la llama que avivó el fútbol del país vecino, allá en los años sesenta. Al Madrid le metió cinco goles dos veces en Copa de Europa, una de ellas en una final, la de la séptima que se jugaba. Tiempos de Eusebio, la Pantera de Mozambique, al que hemos podido ver en funciones de protocolo en esta Eurocopa. Uno de los grandes, grandes, grandes de la historia del fútbol.

El interés para el madridista era ver qué trae de nuevo Camacho. Y por ahora nada, pero es que en esto no hay milagros. Lo de Camacho será el trabajo día a día, que tanto se echó en falta el año pasado, y ya se verá. No se vio ayer, desde luego. El equipo empezó recibiendo un gol al minuto, como para que nadie se olvide de la historia reciente. Y luego a Casillas le tocó lucirse, como suele. A Samuel se le vio lento y despistadillo. Eso sí, a los galácticos y al tran tran, como exigen estas fechas de entrenamiento aún corto, se les vieron algunas cosas. Entre ellas el empate rápido y el gol mal anulado a Raúl. Todo en la primera parte, la de verdad.

La segunda sirvió sobre todo para ver por dónde van las ideas de Camacho con el resto de la plantilla. Y para ratificar que el puesto de Helguera aún depende del nuevo refuerzo que llegue para la parte de atrás, si es que finalmente llega. Si viene Vieira o Emerson, Helguera será central. Si viene Carvalho u otro central, Helguera será medio. Pero el suceso más feliz del partido para Camacho fue el gol de Morientes. El entrenador apuesta por él como jugador de categoría para los recambios en la delantera. Es su gran baza, dicho sea de paso, para disuadir a Florentino del fichaje de otro galáctico, idea que le horroriza.

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