Mirando hacia los JJ OO de Atenas

Ayer decidimos olvidarnos por un rato de las cosas de cada día. Del forillo que ha montado Villar para nombrar seleccionador. De los latigazos finales de la Eurocopa. De los candidatos al Madrid, de los ficheríos, de Fernando Alonso y de nuestra armada motociclista. No es que reneguemos de esas cosas. Al contrario: nos gustan y nos divierten. Pero es bueno olvidar el día a día y mirar más lejos. A los JJ OO de Atenas, por ejemplo, que están a mes y medio vista. Ahí, cada cuatro años, se mide de verdad el valor del deporte de cada país, no en la Eurocopa de turno. Y sobre eso debatimos en la Fundación Ferrándiz, en torno a Lissavetzky.Llenazo, pasión en las discusiones, y buenos augurios, al menos en mi opinión. A Sidney acudimos con 53 finalistas en los campeonatos del mundo de las distintas modalidades y allí tuvimos 55 finalistas, lógica equivalencia. Bueno, pues en 2003 España ha tenido 73 finalistas mundiales en los distintos deportes olímpicos, así que podemos esperar otros tantos en Atenas. Un incremento del 40%. Y a más finalistas, más medallas, es de suponer. Otra buena nota: sólo faltamos en cuatro deportes, (uno de ellos el fútbol, ay, Villar) y de nuestros más de trescientos deportistas casi la mitad son chicas. Señal de saludable modernidad.

Pero Lissavetzky también recordó que acudir a los JJ OO no es un premio a los que han obtenido buenas marcas o resultados, sino un derecho adquirido que a su vez comporta un deber: el de acudir en óptima forma, con las máximas posibilidades de tener allí la mejor actuación del año. Y lanzó una advertencia: Seremos beligerantes con el dopaje. El que se haya equivocado, o le hayan equivocado, que lo diga y se abstenga de ir. Pero nos jugamos el prestigio en esto. Buena advertencia. El deporte sólo tiene sentido si se juega limpio y lo que menos le conviene a nuestro deporte en estos momentos es otro caso Muehlegg en Atenas.

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