Dos semanas de paralización y debate

El Madrid entra en periodo electoral. Dos semanas de cierta paralización pero también de sano debate que servirá para que el socio y el simpatizante profundicen en la realidad del club. Luego serán los socios los que decidan quién es el presidente, y los simpatizantes, y en general todo el fútbol español, quienes vivan las consecuencias, buenas o malas, de la decisión de los socios. Porque la envergadura del Madrid es tal que esta decisión alcanza en algo a todo el fútbol. Un poco como en el ámbito general pasa con el presidente de los Estados Unidos: los que no lo votamos también vivimos las consecuencias de su elección. Y de qué manera.

Florentino llega a estas elecciones con 46 meses buenos y dos meses malos. Lo que ocurre es que los dos malos fueron los últimos, los de esas cinco derrotas consecutivas, y por ahí pretenden meter cuchillo sus adversarios. A su favor tiene la estabilización económica (que le quieren negar), la recuperación del viejo prestigio del club y la incorporación de jugadores fabulosos, que el Madrid no olía desde los cincuenta. En contra, la sustitución extravagante de Del Bosque por Queiroz, error del que él sólo admite la segunda parte. Sigue pensando que Del Bosque estaba agotado aunque sí admite que lo de Queiroz fue un error de serias consecuencias

Por eso lo compensó con la contratación de Camacho, que sirve a cualquier candidato. Y ha apuntalado la defensa con Samuel. Y espera confiado estas elecciones, en las que se le enfrentan Arturo Baldasano y Lorenzo Sanz. El primero parece un outsider, con su currículo trufado de fracasos económicos en empresas importantes. El segundo devolvió al club la Copa de Europa después de una generación ansiándola. Incluso hizo bis. El socio penalizó hace cuatro años su estilo de gestión desordenado, pero siguen siendo muchos los que guardan buen recuerdo de aquellos tiempos. ¿Hasta el punto de reponerle en el cargo? Difícil.

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