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FÓRMULA 1

Análisis McLaren MCL33: un concepto erróneo sin solución

Andrea Stella, director de rendimiento, y Simon Roberts, director de operaciones, detallan el Mundial de F1 2018. "Muchos cambios no habrían funcionado".

Actualizado a
Mechanics push the car of McLaren's Spanish driver Fernando Alonso into the garage during the second practice session of the Formula One Russian Grand Prix at the Sochi Autodrom circuit in Sochi on September 28, 2018. (Photo by Alexander NEMENOV / AFP)
ALEXANDER NEMENOVAFP

15 días. Este es el período que ha pasado desde que Carlos Sainz pilotase por última vez en el Mundial de Fórmula 1, el McLaren MCL33 en el trazado de Yas Marina con motivo de los test post Gran Premio de Abu Dhabi 2018.

Y dos meses y cinco días es el lapso que falta para que el McLaren MCL34 ruede por primera vez en el Circuit Barcelona Cataluña y los ingenieros de Woking descubran si han resuelto el problema fundamental que presentaba el coche de 2018.

Un contratiempo que comenzó a fraguarse durante los test de pretemporada. Simon Roberts, director de operaciones en la fábrica al sureste de Gran Bretaña, recuerda que faltó tiempo para integrar correctamente la unidad de potencia de Renault antes de la pretemporada: "Tuvimos que desarrollar a la velocidad de la luz porque queríamos estar listos a tiempo para el inicio de los test. Es por eso que tuvimos muchos problemas de fiabilidad allí. Simplemente no tuvimos tiempo de integrar correctamente todos los sistemas en el coche. No tenía nada que ver con Renault. Los problemas eran nuestros. Los test de invierno no fueron según los planes. Tuvimos problemas con la estabilidad, rodamos poco. Esto nos costó tiempo de desarrollo y nos costó entender el coche".

Australia, Bahréin, China, Azerbaiyán y España. Hasta la quinta carrera y con un bagaje de 36 puntos, la escudería británica no consiguió instalar en el coche las mejoras aerodinámicas que habían ideado para la cita inaugural en Albert Park.

Un progreso, donde sobresalió un revolucionario morro con tres agujeros en su parte frontal, que si bien Andrea Stella admite en 'Auto Motor und Sport' que funcionó en Montmeló y Montecarlo, terminó posicionando en un callejón sin salida a los técnicos comandados por Peter Prodromou a partir de Canadá. "Algunos aspectos del coche no funcionaron como debían. Luego llegó nuestro paquete de España. Las actuaciones de Barcelona y Mónaco estuvieron bien. Sabíamos que no entendíamos algunas cosas, pero pensábamos que podíamos resolverlo. Montreal fue un golpe de realidad. Finalmente nos dimos cuenta de que teníamos un problema. Desde entonces, el desarrollo ha sido virtualmente silencioso. Nuestro modelo de 2017 fue una buena base. Queríamos seguir desarrollándolo. En algunos aspectos, perdíamos mucho. Queríamos solucionar eso, pero hemos pasado esta debilidad al coche de 2018. En resumen, hemos ido demasiado lejos en algunas cosas y hemos creado algunos problemas aerodinámicos que nos colocaron en un callejón sin salida".

Una enrevesada situación que derivó en las dimisiones de Eric Boullier y Matt Morris y la decisión de utilizar los entrenamientos libres del viernes para identificar en septiembre que las turbulencias generadas por los neumáticos delanteros en curva lenta eran la gran debilidad del monoplaza: "Que los neumáticos delanteros sean más grandes producen más turbulencias respecto a 2017. La principal tarea de la aerodinámica hoy en día es controlar estas turbulencias. Éste es también el secreto de los mejores equipos. Cualquiera que logre controlar mejor la fuerza aerodinámica en las curvas estará en una categoría diferente. En curvas rápidas nuestro coche no estaba tan mal. Desafortunadamente, hay cada vez menos curvas rápidas. Nuestra debilidad fue principalmente en curva lenta y esto es muy difícil de simular en el túnel de viento. Hemos llegado a los límites de lo que pueden hacer un túnel de viento y una simulación de CFD", señala Stella.

Por último, ambos responsables de la segunda escudería más laureada en el 'Gran Circo' coinciden que no tenía ningún sentido incorporar algunas soluciones previstas para la próxima temporada ya que hubiera afectado en el peso: "Fue un proceso largo, no fue algo que adivináramos en un momento. Levantamos cada piedra para descubrir dónde estaba el error. Podríamos haber incorporado algunas de nuestras ideas en el coche actual, pero eso habría afectado el peso del coche. Por lo tanto, el ritmo de desarrollo en la segunda mitad de la temporada fue bastante lento. Estos coches son increíblemente complejos. Con frecuencia no sólo un detalle tiene la culpa, sino la suma de muchos. No es que nos hayamos perdido las ideas. El concepto en sí tenía sus límites. Muchos cambios no habrían funcionado".

"Todos han pasado por un año difícil, pero han podido mucho de los errores aprendidos. El objetivo es liderar la zona media", declaraba Sainz esta semana el madrileño en un acto publicitario sobre el 2019. A veces es necesario tocar fondo para coger impulso.