MeriGuía de Compras Navideñas 2012, guía completa - Xbox 360

Halo 4 es un nombre que por sí solo abruma. La franquicia más importante de Microsoft estaba en manos de una nueva compañía creada expresamente para dedicarse a las aventuras del Jefe Maestro. Y 343 Industries no solo no ha defraudado, sino que ha demostrado que la saga está en buenas manos. Halo 4 supone el retorno del Jefe Maestro y Cortana, pero mucho más: el inicio de una nueva trilogía épica en la que los Prometeos se postulan como el gran enemigo, por encima incluso del Covenant. Campaña intensa, variada, con novedades en vehículos y armas y el clásico cooperativo a cuatro, es solo uno de los pilares que ofrece el título de 343i. Un multijugador más rápido y más personalizable, unas Spartan Ops que ofrecen una experiencia cooperativa extra y cinematográfica y un apartado técnico sin rival en Xbox 360. Halo siempre es sinónimo de juego imprescindible, y en esta ocasión parece ser además una manera indiscutible de cerrar un ciclo de vida de Xbox 360 más que largo. Imprescindible.

Dishonored ha estado bajo los focos de la actualidad durante muchos meses. No por tener detrás un estudio muy prolífico e impecable en sus trabajos, pero sí por la ambición que sus desarrolladores mostraban cuando hablaban de él: proyecto totalmente distinto a los FPS actuales, inteligente y exigente. Y el resultado demostró ser todo esto y mucho más. Controlando al guardaespaldas de la emperatriz, Corvo, nos enfrentamos a una campaña de traiciones y conspiraciones impactante desde un primer momento, sobre todo por el desarrollo que tiene. Los poderes que adquirimos, el combate cuerpo a cuerpo, las armas a distancia y sobre todo nuestra voluntad de movernos en sigilo para no ser descubiertos son un cóctel explosivo a nivel jugable: escenarios con decenas de posibilidades y variantes, campaña que se puede jugar de muchas maneras distintas y extras como el diseño artístico, los personajes o los elementos coleccionables que convierten Dishonored en una de las aventuras más impactantes de los últimos años. Un título inteligente, variado y desafiante donde el sigilo es solo una opción de muchas. Y todas brillantemente ejecutadas.

Hacía mucho tiempo que no teníamos noticias de Max Payne, el policiadepresivo y pesimista que tantos buenos ratos nos hizo pasar en las dos primeras entregas. Las cosas han cambiado mucho, y esta vez era Rockstar la encargada de recuperar un personaje mítico de la pasada generación de consolas. Apartadas las dudas iniciales, Max Payne 3 se ha convertido en uno de los juegos de acción en tercera persona más cuidados y divertidos de la generación gracias a una campaña que mezcla los disparos sin descanso con la narrativa más cinematográfica posible. Un juego que mantiene señas de identidad del pasado, como la caracterización del propio Max –matizable- o elementos jugables como el Bullet Time. Pero con la seña de identidad de Rockstar en los tiroteos, en construcción de personajes o en mecánicas establecidas en esta generación como el sistema de coberturas marca de la casa en esta generación. Un título que no engaña: acción sin descanso y disparos por doquier. Con un multijugador, por cierto, de lo más divertido y original con algunas habilidades propias del juego.

Microsoft ha basado el éxito de su consola a títulos consagrados con el paso del tiempo. Uno de ellos es Forza, una saga de conducción que quiso competir como simulador en formato consolas con grandes de otras compañías y que lo ha conseguido gracias al buen trabajo de Turn 10. Ahora es Virtual Playground quien pone mano en un tipo de spin-off mucho más festivo y alegre que sin dejar de lado la simulación que siempre ha sido santo y seña de Forza, se convierte en un título de conducción imprescindible para los amantes de este tipo de juego. Una propuesta que nos ofrece un mundo abierto sin fisuras, libre y enorme con multitud de pruebas y paisajes espectaculares por los que no nos cansaremos de circular. Un producto muy cuidado a todos niveles como lo demuestra el acabado visual del título, la extensa personalización de los vehículos o la espectacular banda sonora que acompaña nuestro desarrollo. Variado, directo y salvaje.

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