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Así los veo: previa NFL 2017 de los Seattle Seahawks

Actualizado a 4 de agosto de 2017 22:16 CEST

Los Seahawks de 2017 serán básicamente el mismo equipo que los Seahawks de 2016. En su defensa se mantiene el once titular y en ataque solo cambian los dos defensive tackles y la llegada de Eddie Lacy. Punto y final. Tuvieron un draft plagado de elecciones de 2ª, 3ª y 4ª ronda de las que alguna terminará siendo titular este año, pero parecen haber sido elegidos pensando en una reconstrucción que ya parece inaplazable más allá del próximo invierno.

Uno de los grandes debates de la offseason ha sido la posibilidad de que Richard Sherman fuera traspasado. Al final la sangre no ha llegado al río, pero le quedan dos años de contrato y parece complicado que siga en 2018. No sucede lo mismo con Kam Chancellor, que ha firmado una extensión de tres años. Pese a todo, la mítica ‘Legion of Boom’ parece estar dando sus últimos coletazos y más si vemos que en este último draft han elegido tres safeties y un cornerback. Una declaración de intenciones en toda regla.

Lo más sorprendente ha sido lo poco que han invertido en la línea ofensiva. En la agencia libre ficharon a Joeckel y a Aboushi, pero ninguno de los dos parece mejorar demasiado el despropósito de 2016. El año pasado a Wilson le dieron hasta en el cielo de la boca, y no paró de correr por su vida. Ese fue el gran lastre de un equipo que tampoco fue capaz de correr como antaño, en parte por la incapacidad de esa OL para abrir ni una sola puerta. Parece increíble que pretendan que con los mismos mimbres puedan rectificar el camino.

Por eso parece que este proyecto está viviendo una lenta decadencia y que Pete Carroll pretende exprimir sus últimas gotas de sangre antes de acometer la reconstrucción. Los Seahawks pueden vivir con tranquilidad en una división cuyos rivales tienen que lidiar con problemas aún mayores que ellos y difícilmente podrán pelearles al título de división, pero en cuanto salgan al mar abierto de la offseason se van a encontrar con una manada de tiburones que no tendrá piedad para devorarlos aprovechándose de sus limitaciones.

Wilson, cada año mejor

Dentro de ese ambiente decadente, hay un faro que mantiene a flote el barco y asegura que la reconstrucción necesaria pueda ser rápida y eficaz. Os hablo de Russell Wilson. Un quarterback con una inteligencia privilegiada y una capacidad casi sobrenatural para salir airoso de las situaciones más comprometidas. Año tras año mejora, sabe sobrevivir tras una línea que va con el enemigo y consigue que el ataque tenga una eficacia muy superior al que merece por talento. Wilson siempre completa un porcentaje altísimo de pases complicados y puede matarte en cualquier momento con una jugada genial. En sus primeros años no estaba claro si sería un quarterback capaz de mover las cadenas con soltura y de forma sostenida, pero ya ha dejado más que claro que se adapta perfectamente al papel que le quieran asignar.

El grupo de receptores será básicamente el mismo, solo con la incorporación de Amara Darboh, elegido en 3º ronda del draft. Doug Baldwin emergió como un receptor dominante en 2015 y después confirmó que ese rendimiento no había sido flor de un día. 1128 yardas de recepción y un 75,2% de pases atrapados son números que no están al alcance de cualquiera. Otro que empieza a despertar es Jimmy Graham. El tight end fue una decepción en su primera temporada en Seattle, pero el año pasado ya se acercó a las 1000 yardas y encontró una complicidad con Wilson que augura mejores cosas aún en el futuro. Detrás, ni Tyler Lockett, ni Jermaine Kearse, ni Paul Richardson terminan de despegar, aunque viendo los antecedentes de Baldwin siempre es posible que Wilson resucite a alguno de ellos cualquier día de estos. Luke Willson, el otro tight end, tiene un papel más bloqueador.

Eddie Lacy, el enésimo heredero de Marshawn Lynch

Quizá Thomas Rawls pueda ser muy bueno, pero también es de cristal. Ni consigue mantenerse sano, ni tiene ni de lejos la capacidad de Lynch para buscarse la vida y encontrar yardas de la nada sin la ayuda de la línea ofensiva. Para complementar a Rawls, han apostado por Eddie Lacy, un jugador mucho más corpulento, casi un norte-sur puro, pero que también tiene problemas para mantenerse sano… y en forma. Forman una pareja que no es garantía de nada, pero que si se mantiene sana puede ser la bomba. Detrás seguirán Alex Collins y C.J. Prosise. Ambos dejaron buenos detalles en su año de rookie, pero no parecen tener empaque para poder cargar con el peso de la carrera si Rawls y Lacy se lesionan.

La línea ofensiva sigue oliendo a tragedia y todo apunta a que harán falta aún uno o dos años para que el quinteto se sostenga. Han fichado a Luke Joeckel como left tackle, pero ya fue un desastre en Jacksonville y no hay razón para que deje de serlo en Seattle. Parece que la intención es darle otra oportunidad a George Fant y tirar de Joeckel solo si no hay más remedio. De hecho, hay rumores de que Joeckel será usado de entrada en el guard izquierdo, a la espera de que Rees Odhiambo madure lo suficiente para ganar protagonismo. En el center seguirá Justin Britt, probablemente el mejor jugador de la línea la pasada temporada. En el guard derecho siguen los dilemas. Aparentemente, la intención es mover a Mark Glowinski a ese lado para ver si ahí mantiene la consistencia protegiendo el pase y mejora en carrera. Sin embargo, es muy probable que el rookie Ethan Pocic, elegido en 2ª ronda, termine por robarle la titularidad en cuanto se asiente en el equipo. Por último, el tackle derecho será para Germain Ifedi, que el año pasado debutó en el guard de ese lado tras ser elegido en 1ª ronda del draft. En resumen, un rompecabezas de probaturas que nadie sabe cómo terminará.

El mismo front seven que el año pasado

La defensa de los Seahawks posiblemente empiece el año con los mismos titulares que en 2016. Michaell Bennett, Ahtyba Rubin, Jarran Reed y Cliff Avril en la línea y Frank Clark, Bobby Wagner y KJ Wright como linebackers. Bennet, Avril y Clark forman un grupo de edges maravilloso. Entre los tres sumaron en 2016 la friolera de 26,5 sacks, y eso que Bennett arrastró una lesión y estuvo lejos de sus números. Las cosas no están tan claras en los tackles. Jarran Reed tiene problemas con la justicia por un asunto de violencia doméstica y parece que su vida personal puede complicar su trayectoria deportiva. Además, en su año de rookie, su rendimiento estuvo lejos de lo esperado. Ahtyba Rubin tampoco parece mucho más que un parche después de dos temporadas en el equipo. Ante la evidente necesidad, eligieron en el draft dos tackles: Malik McDowell en 2º ronda y Nazair Jones en 3ª. El objetivo es que al menos uno de los dos se asiente como titular este año para reforzar la parte más débil del grupo, aunque McDowell ya ha empezado con mal pie y se podría perder su año de rookie por un accidente de tráfico. En el trío de linebackers no debería haber movimientos. Bobby Wagner es uno de los mejores middle linebackers de la NFL, K.J. Wright no le va muy a la zaga y en el tercer puesto rotan diferentes jugadores según el tipo de formación para que el front seven de los Seahawks sea uno de los más camaleónicos de la liga.

¿El último año de la ‘Legion of Boom’?

Durante toda la pretemporada la sombra del traspaso sobrevoló sobre Richard Sherman, que lleva un tiempo instalado en una dinámica de verborrea que empieza a hartar en las oficinas del equipo. Le quedan dos años de contrato, los mismos que a Earl Thomas, mientras Kam Chancellor acaba de renovar por tres años más. Han hecho una inversión gigantesca en secundaria, más enfocados en el medio y largo plazo que en el presente. En la agencia libre ficharon al safety Bradley McDouglad y renovaron a Deshawn Shead, y en el draft eligieron en 3ª ronda a Shaquill Griffin (DB) y Delano Hill (S), en 4ª a Tedric Thompson (S) y en sexta a Michaqel Tyson (S). Al final, los titulares volverán a ser Kancellor y Earl Thomas en el safety, y Sherman, Shead, Jeremy Lane y Thorpe como cornerbacks, y todo apunta a que la ‘Legion of Boom’ va a sufrir profundos cambios dentro de no mucho tiempo.

Con todos estos mimbres, los Seahawks seguirán siendo los grandes favoritos de la NFC Oeste, y difícilmente perderán el título de división, pero parece que el proyecto sigue languideciendo. Quizá sigan siendo competitivos, pero les falta la pegada que tenían hasta hace un par de años, cuando dominaban la conferencia. Aunque sigan estando en todas las quinielas de la Nacional, por ahora nadie creerá en ellos como auténticos aspirantes. Necesitan renovarse para recuperar la ilusión y la ambición que fueron su seña de identidad tras la llegada de Pete Carroll como entrenador principal.

Mi pronóstico

Seattle tiene el bye muy pronto en la semana 6 y empieza la temporada con un enfrentamiento que quita el hipo contra los Packers. Después, nada es especialmente complicado, con fechas clave en la semana 3 con visita a Tennessee, la 7 con viaje al estadio de los Giants, la 11 recibiendo a los Falcons y la 16 viajando a Dallas. Ni enlazan enfrentamientos difíciles, ni encadenan partidos como visitantes. Un panorama aparentemente sencillo con el que difícilmente bajarán de un récord 10-6 que debería bastarles para ganar la división. Otra cosa es que puedan ser más competitivos en postemporada que en 2016 y lleguen más allá de la ronda divisional.