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Así los veo: previa NFL 2017 de los Atlanta Falcons

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Año uno después de Kyle Shanahan. Con todos los interrogantes que despierta la marcha del coordinador ofensivo que construyó uno de los ataques más versátiles y originales del siglo XXI. ¿Se diluirán los Falcons sin la genialidad del compositor de las sinfonías que interpretaba su ataque como un órgano del infierno? Posiblemente esa sea una de las grandes preguntas de esta offseason.

Para sustituir a Kyle Shanahan, Dan Quinn ha arriesgado como solo hacen los valientes. Ha fichado a Steve Sarkisian, un entrenador cuya presencia en la NFL es solo testimonial (entrenador de quarterbacks de los Raiders en 2004) y que ha desarrollado casi toda su carrera en el mundo universitario, donde fue entrenador principal de Washington entre 2009 y 2013 y de USC en 2014 y 2015. En 2016 fue coordinador ofensivo de la universidad de Alabama. La trayectoria de Sarkisian ha estado marcada por su adicción al alcohol, que fue el motivo fundamental por el que perdió su trabajo en la USC.

Como se puede ver, la apuesta de Quinn es más que arriesgada. Y si le sale el tiro por la culata tendrá que dar muchas explicaciones.

Un equipo más compensado

Sin hacer de menos a Shanahan, que aupó el ataque de Atlanta a la cima de todas las estadísticas importantes, y nos dejó boquiabiertos con su juego brillante y espectacularidad, creo que es importante reivindicar a Dan Quinn. No solo fue el padre de la filosofía que llevó a los Falcons a tocar la Super Bowl con la punta de los dedos, también consiguió que una defensa mediocre, con muchos jugadores que no habrían sido titulares en prácticamente ningún equipo de la NFL, compensara su falta de talento con una disciplina e intensidad envidiables.

Por eso, este año, y después de ver el camino que han seguido durante la agencia libre en el draft, parece claro que su objetivo es compensar la diferencia de nivel que había entre su ataque y su defensa. ¿Qué la efectividad ofensiva no consigue llegar a los niveles de excelencia de 2016? No pasa nada si la defensa da un salto de calidad que le permita adquirir más protagonismo. Quinn ha buscado un mayor equilibrio en su plantilla. Un equipo completo en todas la facetas del juego.

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Matt Ryan, un quarterback muy especial

También hay que poner en valor a Matt Ryan, MVP de la pasada temporada cuyo título quedó emborronado por la derrota en una Super Bowl en la que completó el 73,9 de los lanzamientos que intentó, dio dos pases de touchdown y terminó con un rating de 144,1, a solo 14,2 puntos de haber firmado un partido perfecto. Ryan lleva muchos años siendo un quarterback escandalosamente bueno, superando las 4.500 yardas de pase en temporada regular sin inmutarse, acercándose al 70% de completados con una facilidad pasmosa, y no solo con lanzamientos cortos, sino con tiros de todos los pelajes. Su facilidad para leer el campo, adelantarse a las defensas, y su elegancia sobre el emparrillado deberían haberle aupado a la élite más exclusiva hace ya mucho tiempo. Por eso es más incomprensible que algunos aún sigan pensando que su temporada 2016 fue solo un accidente. Solo hay que asomarse a las anteriores, y recordar las armas que tenía alrededor, para certificar que lleva mucho tiempo agitando una barita mágica.

El esqueleto de su ataque sigue indemne

Otra de las virtudes de la agencia libre de los Falcons es que no han perdido ninguna de sus armas. Básicamente han mejorado en todas sus líneas, o las han mantenido intactas si ya eran poderosas. Devonta Freeman y Tevin Coleman seguirán siendo el trueno y el relámpago en su backfield y en el draft metieron aún más músculo eligiendo a Brian Hill en 5º ronda. Aunque por otro lado han perdido al fullback DiMarco, que el año pasado hizo una grandísima labor oscura. Julio Jones (que todavía tiene 28 años) volverá a ser uno de los tres mejores receptores de la NFL y Sanu, Gabriel y Hardy seguirán al acecho, aprovechándose de los espacios que deje su estrella y abriendo el campo en direcciones inimaginables. Ya no estará Jacob Tamme, pero Hooper y Toilolo demostraron que pueden hacer tanto daño como él en la posición de tight end.

El maravilloso ataque de los Falcons en 2017 también tuvo un lunar más grande de lo que parece, y fue su línea ofensiva protegiendo el pass rush. El talento de Ryan ayudó a paliar sus efectos, pero el quarterback se llevó 37 sacks en la temporada, muchas veces vivió bajo mucha presión y precisamente ese agobio fue el principal culpable de la debacle en la Super Bowl. Por eso sorprende un poco que no hayan buscado más refuerzos. Ficharon a Hugh Thornton para sustituir al retirado Chris Chester como guard derecho, pero el propio Thornton anunció su retirada pocos días después de fichar. Al final tuvieron que elegir a Sean Harlow en 4ª ronda del draft, pero de entrada estará muy verde y lo lógico será que Wes Schweitzer de un paso adelante en su segundo año para acompañar a Matthews (LT), Levitre (LG), Alex Mack (C) y Schraeder (RG), todos titulares en 2016 y magníficos abriendo puertas a la carrera.

Una defensa muy joven

Seguros de la calidad de su ataque, las oficinas se han centrado básicamente en potenciar su defensa. Sin olvidar que está formada por un grupo de jugadores muy jóvenes que el año pasado ya incoaron detalles muy buenos y que este año deberán terminar de reivindicarse. En la agencia libre ficharon nada menos que a Donati Poe para que cree un muro en el centro del front seven. Jack Crawford también llega nuevo a la posición de end y puede hacerlo bien si juega al nivel del año pasado en Dallas, pero tendrá que pelearse por conseguir la titularidad. Al lado de Poe volverá a estar Grady Jarrett, que con 23 años se afianzó como titular el año pasado. En el end, junto a Crawford, estarán Brooks Reed, Hageman y Brian Poole (un híbrido que puede jugar casi de cualquier cosa) en un sistema de relevos permanentes que tanto le gusta a Quinn y con el que tantos éxitos cosechó en los Seahawks. ¿Qué por qué no he nombrado hasta ahora a Takkarist McKinley, su flamante elección de primera ronda del draft? Es verdad que podrá formar en el futuro una pinza letal con Breasley, pero se está recuperando de una lesión y aún no se sabe cuándo podrá incorporarse al equipo.

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En la línea de linebackers habitan dos de las grandes joyas de la defensa. Sobre todo Deion Jones, que completó un año de rookie magnífico y este año debería confirmarse como ese linebacker interior con autoridad que necesitan las buenas defensas. Vic Beasley acapara los focos gracias a los 15,5 sacks que consiguió, pero tras su faceta de man-eater imparable se esconde un especialista algo limitado en las demás facetas del juego, sobre todo en cobertura. Por eso este año se podría alinear más en el end, donde podrá esconder mejor esas limitaciones. El tercer hombre será De’Vondre Campbell, otro que sorprendió por su crecimiento como jugador en el año de rookie. En tercera ronda del draft eligieron a Duke Riley que entrará en los relevos que Dan Quin intentará imponer también en esa línea.

Una secundaria llena de perlas

En secundaria los Falcons también se han encontrado con un puñado de buenos jugadores emergentes. Keanu Neal, su strong, tuvo un debut de gran estrella. Desmond Trufant, su cornerback número 1, volverá recuperado de la lesión que le hizo perderse la segunda mitad de la pasada temporada. Robert Alford y Jalen Collins también se reivindicaron con un extraordinario final de temporada y, como guinda, vuelve a salir aquí Brian Poole que puede bailar del end al slot con garantías y autoridad. Ricardo Allen, el free safety, jugó mucho mejor de lo esperado a la sombra de Neal, mientras Goodwin da aún más profundidad a un grupo que jugó en 2016 mucho mejor de lo que dicen los números y este año debería formar una de las secundarias con más proyección de la liga.

Con todos estos ingredientes, los Falcons los tienen todo para volver a ser máximos aspirantes al anillo. El ataque podrá perder frescura sin la mente de Shanahan moviendo los hilos, pero tiene tanta calidad que seguirá siendo temible. La diferencia respecto al año pasado estará en la defensa. Si hasta ahora se conformaba con seguir el ritmo del ataque, ahora podría aspirar a ganar partidos. Dan Quinn ya consiguió imponer a finales del año pasado un sistema muy incisivo en el que se sucedían las rotaciones a un ritmo vertiginoso y ahora tendrá una plantilla más completa, más experimentada y con más calidad que le permitirá apretar aún más el acelerador.

Mi pronóstico

Los Falcons tienen un calendario complicado con visitas de Packers y Cowboys y viajes a New England y Seattle. Dependiendo de lo que hagan contra ellos, y en alguna que otra encerrona frente a equipos emergentes, deberían aspirar a un récord entre 12-4 y 10-6 que podría bastarles para ganar la división o incluso para ganarse el bye.Por segundo año, su objetivo es ganar el Lombardi y creo que para ellos sería un fracaso no estar en la final de conferencia.

 

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