Así los veo: previa NFL 2017 de los New England Patriots
Qué más da lo que os cuente. Qué más da la plantilla. Los New England Patriots seguirán teniendo a Bill Belichick y Tom Brady y, a partir de ahí, y casi sin importar nada más, sería una sorpresa que no jugaran, por lo menos, la final de conferencia. Fundamentalmente porque llevan disputándola seis años de forma consecutiva.
Definitivamente, esta franquicia está fuera de concurso. La NFL es una competición con 31 equipos y una leyenda. Una especie de sociedad extraterrestre que vive en otra dimensión y que de vez en cuando baja a la tierra para abducir algunos nuevos jugadores y darle una paliza a unos cuantos equipos de humanos. Ya no es una historia de competitividad. Ni siquiera tiene sentido odiarlos. Los Patriots son una oportunidad. Una suerte para todos los que estamos viviendo en su época y podremos decir que sí, que contemplamos cómo obraban milagros sobre un emparrillado.
Tom Brady, el quaterback de nunca acabar
Pero todo tiene que tener un final, incluso en el mundo extraterrestre. Tom Brady quiere jugar hasta más allá de los 45 años y nosotros, simples terrícolas, no sabemos cuál es la esperanza de vida en su planeta, ni cuánto dura la juventud, pero como siga jugando a este nivel mucho tiempo más, va a ser secuestrado por una agencia gubernamental que lo llevará al Área 51 para su disección. Así que, como es un tipo inteligente, seguro que dentro de unos meses empieza a rendir como si hubiera entrado en la cuesta abajo para burlar a los que empiezan a dudar de su naturaleza.
Lo sorprendente de Brady es que aún no ha dado muestras de decadencia. Siempre decimos que en los grandes pocket passers el bajón llega de un día para otro, pero no es del todo cierto. Poco a poco van perdiendo rapidez, visión, agilidad, fuerza, y se van volviendo más frágiles ante los golpes. Al principio conjuran esas debilidades con su infinito talento, hasta que un día ya no pueden más y se derrumban, como le sucedió a Dan Marino. En el caso de Brady no hay síntomas de fragilidad, ni de pérdida de visión o fuerza. El tipo está como una rosa. Y viendo sus fotografías nadie diría que pueda tener mucho más de 28 años. Pero el caso es que cumplió 40 el 3 de agosto y viene de jugar una de sus mejores temporadas.
Así que, aunque no sea el asunto de esta previa, lo que más curiosidad nos provoca (que van a ganar la Super Bowl casi lo damos por inevitable) es lo que pasará con Garoppolo en marzo de 2018. Aunque conociendo a Tito Bill, seguro que tiene una solución sencilla para un problema tan complicado. En el fondo, lo mismo de siempre.
Brandin Cooks como el nuevo Randy Moss
El grupo de receptores solo les faltaba una estrella y la han encontrado en Brandin Cooks por el módico precio de una primera ronda con la que no podrían haber encontrado nada mejor. Desde la marcha de Moss, Tom Brady no había tenido a su disposición un arma de destrucción masiva similar y no conviene olvidar que en 2007 el bueno de Randy sumó 23 touchdowns de recepción, récord histórico en la NFL. A su alrededor, seguirán los habituales. Edelman, Hogan, Amendola y Mitchell completan el grupo más polifacético de receptores de toda la NFL. Y por si fuera poco, ahí estará de nuevo Gronkowski, el mejor tight end de todos los tiempos, y han fichado a Dwayne Allen, otro jugadorazo, por si Gronko vuelve a lesionarse. Si añadimos que todos juegan juntos de memoria para volverse imprevisibles, no sería descabellado que terminen la temporada en la cima de todos los rankings.
Reinventar el futuro del juego de carrera
Belichick ha intentado hacer algo similar con su backfield. Se ha ido Legarrette Blount y han llegado Rex Burkhead y Mike Gillislee para formar junto a Dion Lewis y James White un póker imprevisible en el que cualquiera puede hacerte un lio tanto por tierra como por el aire. El corredor más ‘puro’ de los cuatro es Gillislee, que en sus dos temporadas en Buffalo consiguió 5,7 yardas por intento, pero McDaniels puede hacer diabluras en su libro de jugadas con un grupo que si funciona puede reinventar el concepto de backfield como lo conocemos hasta ahora.
En la línea ofensiva seguirá Dante Scarnecchia como entrenador. Y con eso está casi todo dicho. El año pasado regresó del retiro para resucitar una línea que un año antes había sido un coladero. Los titulares seguirán siendo los mismos que solo concedieron 23 sacks hace unos meses (top 4 en la NFL) y que abrieron puertas para que el ataque terrestre fuera el séptimo mejor de la liga: Nate Solder (LT), Joe Thuney (LG), David Andrews (C), Shaquille Mason (RG) y Marcus Cannon (RT). Por si acaso, y para asegurar el futuro, Belichick invirtió dos de sus únicas cuatro elecciones en este draft en elegir tackles. Antonio García llegó en 4º ronda y Conor McDermott en sexta. Cameron Fleming seguirá siendo el cuarto hombre por dentro y nada parece impedir que el grupo se mantenga en la élite.
Un front seven con multitud de soluciones
En el front seven también ha habido algunos cambios que empezaron el año pasado con el traspaso de Jamie Collins, al que no echaron de menos en absoluto. En esta offseason han prescindido de un puñado de los jugadores de banda que dieron empaque al bloque, como Jabaal Sheard, Chris Long o Barkevious Mingo. Para sustituir a Long, han fichado a Kony Eary, un defensive end se segunda ronda que no ha acabado de estallar en Carolina, pero que a sus 25 años todos pronostican que en manos de Belichick puede convertirse en una máquina de matar. En el otro defensive end estará una de las grandes sorpresas de 2016: Trey Flowers. Mediada la temporada consiguió la titularidad y se convirtió en omnipresente. Sumó siete sacks y lo mismo entraba en blitz por dentro que por fuera, que paraba la carrera o placaba pegado a la banda. Una máquina. Alan Branch y Malcolm Brown seguirán siendo un muro en los tackles. Lo bueno, además, es que sus dos elecciones restantes en el draft fueron dedicadas a conseguir defensive ends: Derek Rivers en 3ª y Deatrich Wise en 4ª ronda. Además, ya tenían buena profundidad de vestuario con Grissom, Valentine, y han fichado a otro defensive end como Lawrence Guy. La línea de cuatro tiene jugadores y talento para dar y tomar.
En la línea de linebackers volverá a reinar Dont’a Hightower como gran emperador del front seven, que volvió al equipo después de darse un paseo por la agencia libre y comerse unas cuantas magdalenas. A su lado, se turnarán David Harris (un veterano con galones fichado a finales de junio), Elandon Roberts, Shea McClellin, Jonathan Freeny y Kyle Van Noy en una sucesión de rotaciones permanentes que vuelve locos a los ataques. Como pasa cada año, forman un front seven que jugador por jugador, nombre por nombre, no estaría en la élite de la NFL ni mucho menos, pero que como bloque es infranqueable.
Una secundaria inmejorable con Gilmore
El póker de estrellas veteranas llegadas en la agencia libre (Brandin Cooks, Kony Ealy y Dwayne Allen), se completa con Stephon Gilmore, un cornerback estrella que mejora sensiblemente una secundaria que el año pasado ya jugó de maravilla en la segunda mitad de la temporada y que solo ha perdido a Logan Ryan, su corner de slot. Durante toda la agencia libre se barajó la posibilidad de que Malcolm Butler se marchara. Aunque a regañadientes, ha terminado por quedarse. Gilmore y Butler forman una pareja tremenda que se completará en el slot con Eric Rowe tras su estupendo 2016. No hay que olvidar a Cyrus Jones y Justin Coleman, dos casos típicos de esos jugadores que Belichick mantiene en hibernación mientras se forman y que irrumpen a lo grande cuando les suelta las riendas. Por fin, los puestos de safety están perfectamente cubiertos por Devin McCourty y Patrick Chung, quizá la mejor pareja de safeties de la NFL actual, con Duron Harmor convertido en seguro de vida y chico para todo.
Lo tremendo de los párrafos anteriores no es que los Patriots parezcan tenerlo todo para volver a ser el mejor equipo de la NFL en 2017. Tienen tantos relevos de calidad en todas las posiciones, y tan buen staff técnico, que podría lesionarse casi cualquier jugador sin que el bloque se resintiera. Por supuesto que la baja de Brady sería la más importante de toda, pero incluso con Garoppolo al frente seguirían siendo considerados favoritos para hacerse con el Lombardi.
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