Comienza la maratón. El 13 de agosto da el pistoletazo de salida la competición más larga del panorama nacional. Sí, no te has equivocado, vamos a hablar de LaLiga SmartBank, esa carrera de fondo que pondría en aprietos hasta al propio Kipchoge, primer ser humano capaz de bajar de dos horas los 42,195 kilómetros que suponen esta disciplina del atletismo. Y es que las 42 jornadas que disputan los 22 equipos son como esas miles de zancadas que dan los atletas para poder cruzar la meta. Coincidencias, o no, la fase regular de la categoría de plata es como los 42 kilómetros y el playoff de ascenso (premio o castigo para los equipos dependiendo de si han perdido la oportunidad de subir de forma directo o si se han clasificado ‘in extremis’ para la promoción) supone ese esfuerzo extra que significan los 195 metros para completar la maratón, que en este caso es el ansiado ascenso por el que todos luchan.
Además de este aluvión de partidos a los que son sometidos estos equipos, éstos tienen que lidiar con otros factores que, en este caso, sí pueden llegan a alterar el producto. Hablamos del conocido como ‘Virus FIFA’. En época de pandemia, la palabra ‘virus’ está siendo, desgraciadamente, el pan nuestro de cada día. Pero este virus al que nos referimos lleva azotando la Segunda División durante muchos años a pesar de la constante lucha de los equipos por solucionarlo. Si en Primera División el ‘Virus FIFA’ es temido por los clubes a la vuelta de sus jugadores tras los partidos internacionales, en LaLiga SmartBank afecta también durante estos compromisos. Y es que es tal el nivel de nuestra categoría de plata que en cada parón de selecciones son muchos los jugadores que son reclutados por sus países dejando en la estacada a sus equipos, ya que al contrario que en Primera, la Segunda no para en las ventanas de selecciones. Tal es la relevancia que esto supone que en una jornada normal hasta 31 jugadores, todos ellos pilares de sus clubes, se pierden partidos claves para los suyos. Es por ello que los directores deportivos de los equipos de plata se ponen manos a la obra y planifican la temporada a conciencia para tener un fondo de armario muy firme para así minimizar los daños.
Es ese fondo de armario junto con un buen once titular, una gran estrella y una buena conexión banquillo-vestuario lo que permite a los equipos lograr sus objetivos. Esa mezcla ganadora es la que consiguieron Espanyol, Mallorca y Rayo Vallecano, a los que echaremos de menos en LaLiga SmartBank esta temporada. Pericos y bermellones cogieron el billete de ida y vuelta el pasado curso y este año son equipos de Primera. Los que tampoco estarán este año en la categoría de plata, en este caso de forma más dramática, Albacete, Castellón, Logroñés y Sabadell, que disputarán la nueva Primera División RFEF. Los manchegos vuelven a la tercera categoría del fútbol español cuatro años después de su regreso al profesionalismo, mientras que castellonenses, riojanos y catalanes no pudieron conseguir la permanencia en su primera temporada tras su ascenso del fútbol modesto. Muestra de lo difícil que es LaLiga SmartBank, donde el nivel es altísimo y el salto al profesionalismo en muchas ocasiones es insalvable. Solo el Cartagena ha confirmado su ascenso dos años después.
Cerrado el capítulo de bajas, en el apartado de altas de Segunda División, nos encontramos al Valladolid, Eibar y Huesca, equipos que llegan de Primera y que intentarán seguir la estela de Espanyol y Mallorca a la hora de comprar el billete de ida y vuelta a la máxima categoría del fútbol español. No lo tendrán nada fácil. El Zaragoza de JIM, el tercer Almería del jeque, el ‘nuevo’ Leganés de Garitano, el Sporting de Gallego o el Málaga de José Alberto López están dispuestos a presentar batalla por el ascenso. Los últimos ascendidos de Segunda B y por lo tanto equipos de pleno derecho de Segunda son Real Sociedad B, Burgos, Ibiza y Amorebieta. Ascensos históricos los de estos dos últimos equipos, que jugarán en la categoría de plata por primera vez en su historia. Estos hechos también hacen grande la competición. Los cuatro conjuntos ‘noveles’ intentarán mejorar la actuación de sus homólogos la temporada pasada y mantener la categoría en su año de consolidación.
Uno de los aspectos a tener en cuenta de esta competición es que es una auténtica trituradora de entrenadores. A pesar de tener en cartera técnicos de la talla de Pacheta, Rubi, Xabi Alonso, Pepe Mel o JIM, entre muchos otros, mantener el puesto en el banquillo es una tarea más que complicada. En este caso, el frío dato es la mejor muestra de lo difícil que es agradar a los dueños de los equipos en LaLiga SmartBank. Solo 6 de los 22 entrenadores de la categoría llevan más de un año al mando de sus equipos. Además, para más inri, 3 de esos 6 entrenadores más longevos pertenecen a equipos ascendidos: Xabi Alonso (Real B), Íñigo Vélez (Amorebieta) y Julián Calero (Burgos). Tocará esperar para ver cuántos entrenadores han conseguido mantener su puesto a lo largo de la temporada.
La Segunda División despidió a tres históricos como Espanyol, Mallorca y Rayo, pero recibe a otro como el Valladolid y a un equipo experimentado en Primera como es el Eibar. A ellos se le suma el Huesca, que ha experimentado la sensación de ascensor y trabaja a conciencia para consolidarse en la élite. Esta categoría, complicada donde las haya, somete a los clubes a un presión extrema y el peso de la historia es uno de los grandes factores que les pueden llevar a la ruina o a la gran batalla con los mejores. ¿Quién diría que el Deportivo iba a bajar a Segunda B? Sin embargo, cuando los resultados empiezan a flaquear, el runrún por la trayectoria se hace inevitable. ¡Qué difícil es jugar en LaLiga SmartBank!
Este año, tras dos intentos fallidos, el Almería se presenta como claro favorito para ocupar una de las plazas de ascenso. El jeque no ha desistido de su idea y ha vuelto a conformar una plantilla para pelear por todo. Por el momento, mantiene a Sadiq, al que se le llegó a poner en la órbita del Bayern de Múnich. Eso sí, el delantero podría salir antes de que acabe el mercado. Junto a ellos, los tres recién ascendidos tienen papeletas para llevarse el billete de vuelta, gracias a mantener una plantilla competitiva y el presupuesto extra que les da haber jugado la pasada campaña en Primera.
El Leganés, el Sporting, el Girona de Stuani o Las Palmas de Jesé (más la posibilidad de Jonathan Viera en enero) son otras de las alternativas a lograr la gesta. En términos históricos, el Zaragoza debería estar arriba, aunque su año es incierto, como lo han sido las últimas temporadas. Mismo caso que el del Málaga, que ha pasado de aspirante a sufridor y ahora ya se marca la meta de no llegar con el agua al cuello. La historia, en este caso, es una losa sobre sus espaldas a la que deben hacer frente. Siempre van a estar en el ojo del huracán, para lo bueno y para lo malo. También saben cómo lidiar con aguas turbulentas. Lo dicho, una de cal y otra de arena.
En una categoría llena de veteranos de guerra, cuatro benjamines aterrizan desde la última temporada de la historia de la Segunda División B. En este caso, dos de ellos llegan como grandes sorpresas y otros dos como favoritos. Pero los cuatro tienen algo en común: se sentirán fuera de hábitat. El Amorebieta y el Ibiza jugarán por primera vez en su historia en el fútbol profesional. Una gesta sin precedentes con una serie de matices a destacar. El proyecto ibicenco de Amadeo Salvo tenía esta meta en el horizonte y la ha logrado con tesón y perseverancia. Ahora, quiere consagrarse, pese a que la historia no vaya de su mano. El ‘Amore’ dio la campanada y aspira a resistir, si bien es consciente de que le tocará sufrir hasta el último momento.
Haber competido ya en la élite no exime a los otros dos nuevos de responsabilidad. En especial por sus circunstancias personales. La Real Sociedad B, o Sanse, es un filial. Los ‘B’ siempre son extranjeros ante la división. Liderados por Xabi Alonso y con el apoyo de un par de jugadores del primer equipo, los cachorros de Zubieta aspiran a mostrar su mejor fútbol en terreno de plata. Los resultados, eso sí, dependerán de muchos favores: en Segunda, la experiencia es un grado y la Real no la tendrá. El Burgos jugó en Primera en los 70, pero desde el 2002 no sabía lo que era la élite. Aquí la historia pasa a un segundo plano. Los burgaleses son escolares en el alto nivel y deben graduarse en la 21/22. Por el momento, no ha empezado bien el tema, sin victorias en la pretemporada. A cambio, confían en que Saúl Berjón, un experto por estos lares, les aporte el punto que requieren.
Pistoletazo de salida a una de las categorías más vibrantes del planeta tierra. 22 clubes y cientos de incógnitas. ¿Volverán a Primera los históricos?, ¿quién dará la campanada?, ¿sobrevivirá el filial?, ¿qué será de los Stuani, Jesé o Sadiq? Todo esto y mucho más, desde ya. Disfruten.
Temporadas en Segunda
Bajar a Segunda se ha convertido en una situación menos dramática que antaño en las últimas temporadas. Concretamente, desde la temporada 2017-18, cuando Javier Tebas decidió crear un fondo de compensación para ayudar a paliar los efectos económicos que destrozaban a los clubes que descendían a Segunda y a Segunda B (desde este año Primera RFEF). En las últimas tres temporadas, solo dos de los nueve equipos descendidos no han logrado meterse en playoff, como mínimo, al año siguiente. De hecho, la pasada temporada se batió récord en el reparto de estas ayudas, que tienen en cuenta, entre otras cosas, el número de temporadas consecutivas que lleva un equipo en Primera. El Espanyol, un histórico, recibió 30 millones de euros de este fondo, lo que le sirvió para conservar a todas sus estrellas y ser campeón de Segunda. El Mallorca, que también había descendido, fue el segundo. El Leganés, a pesar de clasificarse para los playoffs, no fue capaz de lograr el triplete de ascensos de los recién descendidos. Lejos quedan aquellos años en los que equipos como Tenerife, en la temporada 2010-11, o Racing, en la 12-13, descendieron a Segunda B justo al año siguiente de bajar desde Primera. Una bajada del cielo al infierno con la que también coquetearon equipos como Mallorca, Osasuna y Almería.
Este año, Eibar, Huesca y Valladolid contarán, de nuevo, con una importante ventaja respecto a sus rivales. Los armeros son los que más temporadas consecutivas llevaban en Primera, con 7, por lo que son los que más dinero recibirán de este fondo, prácticamente 20 millones de euros. La pasada temporada solo tres equipos tuvieron un presupuesto mayor de 20 millones: Espanyol, Almería y Leganés. Esta inyección, sumada a los beneficios de la entidad guipuzcoana en su paso por Primera (cifradas en más de 60 millones), llevará al Eibar a tener el mayor presupuesto de Segunda. Por su parte, el Valladolid recibirá casi 15 millones y el Huesca, convertido en el equipo ascensor del fútbol español de los últimos años, ‘solo’ 7. Esos 7 millones de euros ya suponen, por ejemplo, un montante superior al presupuesto del Amorebieta, que será de 6,4 millones. Las diferencias económicas entre un recién descendido y un recién ascendido son, por tanto, abismales. La temporada pasada, sin ir más lejos, el presupuesto del Espanyol (72,5 millones) fue 9 veces superior al del Castellón (7,8 millones).
Estas ayudas también se han visto reflejadas en el mercado de fichajes. El Almería, que cuenta en los últimos años con uno de los mayores presupuestos de Segunda respaldado por la inversión del jeque Turki Al-Sheikh, y la Real Sociedad B, filial del primer equipo donostiarra, completan esta lista. El equipo armero ha renovado su equipo casi por completo, incorporando una mezcla de jugadores sin hueco en Primera, como Etxeita o Javi García, con otros que sorprendieron la pasada temporada en Segunda, como Franchu, Glauder o Stoichkov. El Huesca, por su parte, se ha tenido que reinventar, renovando su plantel con jugadores menos conocidos y perdiendo a varios de sus puntales en Primera. Por último, el Valladolid ha podido mantener el bloque, convirtiéndole en otro de los favoritos al ascenso.
Pero estas ayudas no tienen una duración infinita. Si no se aprovechan en el primer año, el futuro del club se complica sobremanera. Desde que se instauraron, solo Osasuna, Granada y Rayo han regresado a Primera después de fracasar en su primer año de estancia en Segunda. En el lado contrario, hay casos realmente dramáticos. Quizá el más sonado es el del Deportivo de la Coruña, que en la temporada 2017-18 descendió, al año siguiente perdió de manera cruel en la final del playoff de ascenso y en la campaña 2019-20 cayó al infierno de la Segunda B, del que aún no ha salido. También en la temporada 2018-19 jugó el playoff de ascenso el Málaga, recién descendido, y que fue apeado precisamente por los gallegos. Desde entonces, un 14º y 12º han sido sus puestos. Esto se ha hecho notar en su economía. Los boquerones tuvieron una cifra de negocio de 51,34 millones en su regreso a Segunda, según datos de LaLiga Stock Market 2020-21, mientras que la campaña siguiente cayeron a 31,17. Todo esto los ha llevado a tener el límite salarial más bajo de Segunda, con 2,9 millones. Algo similar le ha sucedido al Sporting, que tampoco pudo superar el playoff de ascenso en su primer año, y desde entonces su cifra de negocio ha caído prácticamente a la mitad (de 36,17 millones en la 2017-18 a 20,29 en la 2019-20).
Este fondo de compensación destina una pequeña parte a los que bajan a Primera RFEF, pero en este caso se antoja insuficiente para paliar el desastre económico que supone. Estos equipos reciben 1,2 millones de euros, pero, a cambio, pierden la gran fuente de ingresos que suponen los derechos de televisión y los patrocinios de la Liga. El Depor, por ejemplo, pasó de un presupuesto de 17,4 millones a uno de 6,3 millones tras su descenso. Sin embargo, aún queda la incertidumbre de lo que sucederá finalmente con la inyección del fondo de inversión CVC. Esto podría agravar aún más las diferencias ya que, en caso de aprobarse, algunos equipos recibirían cantidades ingentes de dinero para la categoría en la que están, como el Eibar (65,6 millones, según una estimación de 2playbook), Valladolid o Las Palmas (38,9 millones cada uno). Los recién ascendidos, sin contar a la Real B, tan solo percibirían 2,3 millones. Una liga desigual económicamente en la que las sorpresas de antaño cada vez son menos.