Emergió su figura en el instante preciso, en los penaltis. Ricardo situó a Portugal en las semifinales parando una pena máxima y transformando la siguiente. El meta salió a hombros del estadio de La Luz pues su hazaña no merecía otra cosa. Así tuvieron que salir los checos, que brindaron un auténtico espectáculo ante Dinamarca. Más discretos fueron los pases de Holanda, también en los penaltis, y de Grecia, que acabó con Francia y seguía quemando etapas ante el estupor de todos. (Foto de apertura: Grecia no paraba de sorprender. Esta vez eliminó a la todopoderosa Francia).

Los penaltis decidieron

A los tres minutos, Owen ya había marcado. El partido pintaba muy bien para Inglaterra, hasta que en el 25’ le rompieron un dedo a Rooney. Desde ese instante, Portugal dominó con inocencia. En el segundo acto, entró Postiga por Figo y marcó el empate con el que se llegó al final. La prórroga fue una delicia: Rui Costa adelantó a los lusos con un disparo a 98,2 km/h y Lampard igualó. Los penaltis dictaron sentencia.

Rui Costa igualó con un gran derechazo en la prórroga.

Ricardo, héroe sin guantes

El luso fue el gran protagonista de la tanda de penaltis. En los primeros seis que le tiraron los ingleses usó los guantes, pero cuando Vassell se dispuso a lanzar el decimotercero de la serie se los quitó, se lanzó a su izquierda y lo detuvo. Después ejecutó a James marcando el decimocuarto lanzamiento. Ricardo se convirtió en el héroe.

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Holanda pasa llorando

Suecia dijo adiós con honor, forzando a una mejor Holanda a llegar a los penaltis. Los oranjes dominaron el encuentro, los suecos trabajaron para no perderlo. Así se llegó a la prórroga en donde los nórdicos se estrellaron con el larguero (Larsson) y con el poste (Ljungberg). En los penaltis, el vuelo majestuoso de Van der Sar y el acierto de Robben clasificaron a Holanda.

Van Nistelrooy fue uno de los destacados del encuentro.

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Francia también claudicó

Francia sucumbió ante Grecia, como les ocurrió a Portugal y España. Los galos sólo fueron chispazos en la primera mitad e impotencia en la segunda, cuando les comenzó a pesar el gol de Charisteas. La urgencia de la remontada mostró los déficits de esta Francia, que no eran pocos gracias al empeño de Santini de amordazar a sus cracks con un 4-4-2 al que nunca se acostumbraron.

Barthez atajó a tiempo un disparo de Katsouranis.

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Baros fue la dinamita

Los checos se plantaron en semifinales dando espectáculo. En el primer tiempo, checos y daneses prometieron mucho, pero no entregaron nada. Tras el descanso, la cosa cambió gracias al tándem Poborsky-Baros. Koller aprovechó un córner mal defendido por los de Olsen para asestar el primer golpe. El segundo fue obra de la sociedad: Porborsky asistió y Baros mató con una vaselina. Sin tiempo para respirar, el delantero dinamitó a La Dinamita.